De la nueva normalidad indigna a la indignación consciente

10.11.2024


Es una ironía del destino, o la paradoja de tiempos de Agenda, el hecho de que la Comunitat Valenciana ha sacado notas excelentes en la asignatura de cumplir los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para la sostenibilidad del planeta, con informes impresionantes sobre sus actividades para la concienciación y consecución de los ODS, sin embargo no ha hecho los deberes básicos en la gestión sostenible local/regional (regulación urbanística, modelo forestal y agrícola, planes de riesgo de inundación, respuesta frente a las emergencias, etc. como denuncia “Ecologistas en Acción”).

Las voces de indignación por la inacción política son de bomberos, policías y militares al pie del cañón, pero sin ser llamados en auxilio desde el primer momento, expertos de ingeniería y ecología, médicos independientes que dieron consejos que no se encontraron en páginas oficiales, empresarios que explicaron al gobierno las medidas urgentes a tomar, personas que piden que la acción, gestión y toma de decisiones sea de expertos, no de políticos.

La pregunta es si la actitud de desaprovechar la capacidad y disposición individual y el desprecio de la acción y ayuda del individuo y ciudadano no será síntoma de una actitud política cultivada desde hace décadas a lo largo del mundo moderno.

Históricamente visto, el mal empezó en los años 80 y 90 del siglo pasado, con el secuestro de la “sostenibilidad“ como ideal personal de individuos y movimientos ecológicos, con la politización y universalización de la sostenibilidad como asunto de la ONU y otras organizaciones World, desembocando en los objetivos de sostenibilidad global de la Agenda 2030. Desde entonces, la sostenibilidad (pero con ella también la salud y la educación) ha sido abusada para intereses globales políticos, y de comercio, negocio e inversión, dando lugar a la nueva religión de una sola salud y una sola sostenibilidad y a la nueva “gobernanza” sanitaria y sostenible mundial. Dejando cada vez más huérfana a la sostenibilidad local, real y sentida.

Si el centralismo estatal es un problema, este se multiplica y acentúa más aún por el hecho de ser parte de un centralismo mundial o europeo, con instituciones que inventan, idean, ingenian e imponen agendas globales, propagan y promueven educación, salud y sostenibilidad únicas, en constante alarma y odio frente a la capacidad e iniciativa de individuos y grupos independientes que saben y pueden ofrecer soluciones individuales y locales a través de su conocimiento de condiciones y necesidades locales y regionales. Estas condiciones han hecho que, en general, las fuerzas y capacidades individuales existentes estén cada vez más atadas a programas enmarcados en Agendas globales y programas mundiales y que estas no puedan desplegarse productivamente desde ellas mismas.

Junto con el desprecio del individuo, la incapacitación de gobiernos ha sido un elemento clave y constante de las agendas y programas globales. Los documentos estratégicos de la OMS/FAO/ONU etc. están llenos de alusiones y alertas de que los pobres políticos de hoy en día ya no pueden tener la formación, capacidad, y conocimientos necesarios para tomar las decisiones correctas; sugiriendo que los conocimientos y capacidades solo pueden tener las grandes organizaciones World, que se celebran y escenifican a sí mismas como salvadoras del mundo. Uno de los últimos ejemplos es la publicación de la OMS “Ética y gobernanza de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud”, en el que la OMS se escenifica como única autoridad capaz de establecer reglamentos mundiales para el uso de la IA.

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Es obvio el mensaje de la catástrofe: abandonar las estructuras centralistas y jerárquicas, dar libertad a la iniciativa y capacidad del individuo, dando autonomía de decisión y acción a grupos de médicos, científicos y expertos independientes. Si la catástrofe de Valencia ha enseñado que el estado incapaz de gestionar la situación y de cumplir su tarea genuina de proteger a los ciudadanos, la pregunta es si merece confianza en la gestión de otros campos más ajenos a su ámbito real de competencia: gestionar la educación, la economía, la sostenibilidad ecológica, etc. Los ciudadanos se pueden organizar muy bien entre ellos. En estructuras locales y autónomos, que pueden funcionar muy bien bajo el olvidado principio de subsidiariedad.

Otra pregunta que surge de la situación actual es por las consecuencias y conclusiones. Dentro de poco se ofrecerán nuevas soluciones mundiales para este tipo de catástrofes. Los políticos que ahora no han asumido responsabilidad, declararán nuevas políticas, leyes europeas y soluciones mundiales necesarias para el fenómeno mundial del cambio climático. Se tratará de soluciones supranacionales tal como se han formulado hace poco en el nuevo Pacto Digital de la ONU, de acuerdo con la Agenda, incluyendo la gobernanza global del clima (FEM), infraestructuras digitales para responder al cambio climático (Pacto Digital de la ONU), “sistemas agroalimentarios equitativos, resilientes, inclusivos y sostenibles” (Pacto para el Futuro de la ONU), “acceso equitativo mundial” a herramientas digitales agrícolas (robótica, satélites, drones, herramientas de IA) , etc., etc. A esto se sumará la reafirmación de “Una sola Salud” para todos con la condición de la prevención de catástrofes naturales (OMS), la exigencia de un pensamiento medioambiental y climático estandarizado (FEM), etc. Todo un conjunto de programas y estándares mundiales definidos por las organizaciones World. Un ambiente ideal para justificar la construcción desde cero una nueva Valencia bajo los parámetros de la Agenda, del Pacto Digital y del Pacto para el Futuro de la ONU, con la inteligencia artificial promovida en el Pacto Digital y el programa de Digital Health como la gran solución para un planeta mejor.

Es importante ver este contexto poco visible y poco conocido, ingeniado entre bastidores del Gran Teatro del Mundo. De contrario, seguirá la rabia, indignación y búsqueda de culpables del desastre sin cuestionar el orden social como tal y sin percibir las fuerzas actuantes del nuevo orden mundial. La indignación por las circunstancias de la catástrofe, en las que el ciudadano se ve indigno de prestar y recibir ayuda, es solo el punto culminante de la indignificación que se ha vuelto normalidad en los últimos años: la condición indigna del individuo y del ciudadano frente a la universalización y estandarización de la política y los ámbitos sociales a lo largo del mundo.

De ahí una lección y lectura esencial de la reciente catástrofe: permitirse ampliar la indignación sobre la prepotencia y negligencia de los responsables a la indignación sobre las condiciones indignas de la vida diaria, y sobre los aspectos de desprecio general al individuo y ciudadano dentro de un sistema que se caracteriza por:

  • una educación “de calidad” con estándares mundiales de calidad que no preguntan por las necesidades del individuo y cuyo primer objetivo es hacer del individuo un ciudadano útil y funcional,
  • una salud universalizada que no enseña las condiciones de la salud del individuo y no prioriza la libertad de elegir bajo la propia responsabilidad la terapia o medicina complementaria deseada,
  • una ciencia única, reacia al debate científico que respete la capacidad, el conocimiento y la aportación del individuo y experto independiente,
  • un alineamiento del pensamiento que imposibilita un verdadero debate público democrático y conduce a la censura, persecución y sanción de la voz crítica y responsable del ciudadano,
  • la acción política que busca glorificarse por el cumplimiento de estándares mundiales y agendas globales y permite la participación del ciudadano solo en el marco existente de programas y agendas mundiales. La frase hueca de la “gobernanza participativa” produce la sugestión de que interesa mucho que el ciudadano tenga algo que decir dentro la “gobernanza administrativa global”.


Condiciones en las que la capacidad pasa a la Capacitación, la acción a la Agenda: la capacidad individual es absorbida por la capacitación universalizada y normalizada (concepto clave de One Health); la acción individual se ve atada a agendas mundiales. Las “universidades ODS” asociadas a la ONU propagan y promueven una sola ciencia e imagen del ser humano, convertido en mero representante del género humano, elemento anónimo dentro de la gran masa de la sociedad y de la población mundial – un ser humano generalizado, con pensamiento único, unificado y uniformizado.
Un escenario de ataques al Yo autónomo y tendencias mundiales preocupantes, en las que el individuo no puede encontrar las condiciones que necesita para su construcción, afirmación y desarrollo.

Es posible superar la brecha entre la histeria de la Agenda y el menosprecio de las necesidades del ciudadano/las capacidades del individuo. Para ello tan solo es necesario:

  • Abandonar las agendas de las organizaciones mundiales,
  • Dejar que las instituciones mundiales sigan desarrollando libremente sus agendas globales, pero que estas últimas tan solo existirán para la libre orientación e inspiración de los gobiernos y ciudadanos.
  • Aprender a observar las necesidades de sostenibilidad y salud reales en cada punto del entorno, aprovechando las capacidades de expertos del propio pueblo, sin necesidad de observar 169 puntos de Agenda,
  • Construir la sociedad “sostenible” para y con el pueblo y sin necesidad de agendas supranacionales.

 

Observación adicional: Este artículo está escrito en un momento en el que ha surgido el lema de “solo el pueblo salva el pueblo”. El lema de la trimembración social, parecido pero ligeramente distinto, afirma que “el estado solo está para proteger al pueblo y organizar la convivencia mediante las leyes”; no está para obedecer a los intereses del ámbito económico-financiero, que tiene que funcionar por su propia fuerza, y tampoco está para decidir cómo tiene que ser organizada la educación y la vida cultural-científico-espiritual, que debe ser autónoma, a su vez”.

En una visión más diferenciada, la trimembración social pregunta por la dignidad de la persona en relación con el respeto a

  • las capacidades del individuo, libremente desarrolladas en el ámbito cultural-científico-espiritual,
  • los derechos del ciudadano en condiciones de igualdad dentro de una convivencia y la participación democrática,
  • las necesidades de las personas dentro de la economía con respecto a la producción y el consumo, incluyendo los productos médico-sanitarios.

Por otro lado, merece la pena unirse al espíritu de la cita de Rudolf Steiner, que ya se ha mencionado en varias ocasiones:

“Lo más importante para el futuro no sucederá a través de todo tipo de instituciones, por mucho que se crea hoy en día en las instituciones como la única solución para el bienestar de todos. Lo más importante para el futuro sucederá a través del trabajo y empeño de la persona única e individual.”
Rudolf Steiner, Bases histórico-evolutivas para la formación de un juicio social, sexta conferencia, GA 185a

 

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Para más contexto y trasfondo, véase “De los estándares mundiales de gobernanza al gobierno mundial de los estándares”, un análisis desde la perspectiva de la trimembración social de Rudolf Steiner, https://www.trimembracion.org/essays/De-los-estandares-mundiales

Para contextos concretos, consultar la serie de artículos “La nueva gobernanza global y la trampa de los nuevos estándares mundiales” publicadas en esta página.

Véase también en el Glosario de esta página web:

Dignidad del ser humano
Estado unitario
Estado – educador, patriarca, déspota