El posicionamiento político de la Sociedad Antroposófica

02.03.2018

En vista de la dramática agudización de la situación mundial, existe una creciente necesidad dentro de la Sociedad Antroposófica de contribuir a la solución de la cuestión social, tanto más cuando la idea de la trimembración social ya parece ser una respuesta que se puede ofrecer. Hay motivos para esperar que la Sociedad Antroposófica se convierta en portador de un impulso social que irradia en el mundo. Sin embargo, este impulso solo podrá tener el efecto deseado si se aclara la relación entre Sociedad Antroposófica y la vida social externa.

Sin tal aclaración, el mismo impulso en realidad tiene un efecto destructivo en la vida social y al mismo tiempo pone en peligro la existencia de la Sociedad Antroposófica. Cuán real es este peligro lo demuestra el hecho de que la Sociedad Antroposófica acaba de lanzar una campaña llamada ‹Futuro Social Ahora› (Soziale Zukunft jetzt!), con la cual dirige un conjunto de demandas políticas al gobierno alemán.

Aunque en mi trabajo en el Instituto de Berlín me comprometo por la trimembración social, la iniciativa de la Sociedad Antroposófica en Alemania me dejó perplejo. Lo decisivo para la efectividad de una idea social no solo es su contenido, sino también la relación con la vida social en la que se entra en el momento de defender tal idea. Ahora bien, la relación primaria del ser humano moderno con la vida social está determinada por su constitución anímica. Un aspecto esencial de esta constitución anímica es que el ser humano moderno experimenta las ideas fundamentalmente como «vida interior», opuestas a la naturaleza y la sociedad, que por su parte parecen pertenecer al «mundo exterior». Si quiere establecer una conexión entre la vida interna y el mundo exterior, se siente llamado a «aplicar» o «introducir» las ideas en el mundo exterior. La vida social es concebida como un «sistema» en el que, mediante «leyes» y «reglas», etc., las acciones humanas forman un todo significativo. Como consecuencia, se tiende a buscar convencer a una autoridad democráticamente legitimada de la «implantación» de las buenas ideas.

La idea de la trimembración social no es compatible con esta actitud. Nunca puede ser «introducida», ni por completo ni en parte. Lo que sí puede hacer es tener un efecto en el alma de quien educa su pensamiento mediante ella. Éste desarrollará la capacidad de sentir el organismo social como un hecho real-espiritual en el que se puede orientar la propia acción.

La idea de la trimembración social no es ni nombre ni programa para el entorno social externo, sino la primera indicación de un aspecto inicialmente oculto. Esta idea puede, a través del Yo, conducir a un movimiento social, siempre que no sea motivo para expresar demandas parciales sino para tener vida y comprensión en el alma de los individuos.

La idea de la trimembración social tiene, pues, básicamente el mismo carácter que cualquier otro contenido de la ciencia espiritual antroposóficamente orientada. El entender e investigar, desde el mundo mineral hasta el ser humano, la naturaleza como interacción de fuerzas espirituales es un ejercicio común en la Sociedad Antroposófica. Sin embargo, el mundo espiritual no termina con el individuo natural, sino que continúa en la «vida social».

La Sociedad Antroposófica tendrá que mostrar cómo la cuestión social debe ser entendida como una cuestión espiritual; fruto de ello serán unas instituciones que funcionen en la práctica. El hecho de que esto todavía no se haya logrado no quiere decir que la Sociedad Antroposófica tiene que meterse en política cotidiana, sino que debe reflexionar sobre sí misma. Desde el punto de vista de la Sociedad Antroposófica, la cuestión práctica en términos de asuntos actuales no es: ¿dónde podemos involucrarnos en la vida social, sino más bien qué es la vida social en verdad? ¿Cómo podemos modelar y dirigir procesos que faciliten la comprensión de lo que está sucediendo en el presente, más allá de religiones y partidos políticos?

Hoy, la vida práctica roza en todas partes la frontera del mundo espiritual; y allí es donde puede intervenir la Sociedad Antroposófica. La vida práctica ya no puede ser captada en su totalidad con la constitución anímica anteriormente descrita. Únicamente encontrará respuestas prácticas a los desafíos del presente una disposición capaz de ver en las ideas sociales más que «programas» o «valores» para un mundo externo que supuestamente existe por sí mismo, es decir una disposición que más bien persigue el espíritu desde el pensamiento (supuestamente interior) hasta, por ejemplo, el valor de una mercancía (aparentemente externo).

El hecho de que la humanidad sea un organismo extendido a través de toda la tierra, y de que una sola entidad actúe a través de los miles de millones de Yoes buscando adoptar la forma del organismo trimembrado social, este hecho aun tendrá que evolucionar y transformarse de la vaga sensación a un claro conocimiento de la naturaleza y tarea de la humanidad; entonces se podrá entender y volver a encontrar el actuar de esta entidad en las manifestaciones concretas de la vida social. A partir de ahí, la vida social comienza a ser transparente, ofreciendo puntos de arranque para la voluntad social y facilitando una variedad de iniciativas individuales, y a partir de ahí se podrá verificar si estos puntos de arranque serán los mismos que los firmados en la mencionada campaña. Posiblemente, con su penetración científico-espiritual de la cuestión social, los miembros individuales de la Sociedad Antroposófica lleguen a conclusiones muy diferentes o incluso opuestas; de todas formas, no es adecuado que se expresen en nombre de la Sociedad Antroposófica.

La decisión de sacar conclusiones en nombre de la Sociedad Antroposófica puede ser contraproducente para la amplitud de «socialización» que caracteriza a la Sociedad Antroposófica, por el hecho de que está formada por una comunidad de personas de diferentes condiciones de vida, contextos culturales y campos políticos que experimentan la cuestión social como cuestión espiritual y buscan su postura individual en este contexto.

El momento del despertar a las necesidades sociales del presente es un momento crítico en la vida de la Sociedad Antroposófica. Desde el principio, esta Sociedad ha existido bajo la forma de la vida espiritual libre. Los miembros de la Sociedad Antroposófica no comparten una ideología común, solo mantienen un encuentro libre en la lucha individual por el conocimiento espiritual.

La Sociedad Antroposófica como tal ya es una iniciativa social que contribuye a la trimembración de la sociedad. Precisamente por abstenerse de cualquier posicionamiento político, puede tener un impacto sin precedentes en la vida social. Expresarse a favor de creencias partidistas, por muy aceptadas que sean, significa excluir a otros, y los convierte en un juguete para la polarización de las opiniones «públicas».

Con eso, la Sociedad Antroposófica pierde dos cosas: a sí misma y su influencia social. Si cada vez más personas eligieran la dirección opuesta, es decir si, más allá de su contexto social, político y religioso se encontrasen en su búsqueda común puramente humana, superando lo político como tal, esto sería la acción política más amplia y eficaz que el mundo jamás ha visto.