Organismos humano y social -- construcción y deconstrucción

 

Organismos humano y social -- fuerzas de construcción y deconstrucción

 

Índice 

Impulso salutogénico de la ciencia social antroposófica

Ideas muertas en lo social

Procesos de construcción y deconstrucción en el organismo humano

Organismo humano y social  –  carcinoma social 

Dar vida al organismo social 

 

Impulso salutogénico de la ciencia social antroposófica

La comparación del organismo humano con el organismo social no puede quedar en mera analogía teórica. Sin embargo, tal comparación tiene máximo sentido para el entendimiento del enigma de que en ambos organismos actúan procesos que aportan vida y otros que son mortíferos. Rudolf Steiner habla de fuerzas de ascenso y descenso/decadencia, de degeneración y regeneración, de atenuación y vitalización, de vida y muerte.

El impulso salutogénico de la ciencia social antroposófica consiste en, antes de pasar a atender a las necesidades y la salud del organismo social, tener una imagen viva de los procesos de construcción y degeneración actuantes en la vida espiritual-cultural, jurídica y económica. Esto supone el entendimiento de las fuerzas unilaterales que afectan al equilibrio entre la autonomía de cada ámbito y la coactuación de cada cual con los demás, siguiendo los principios de los organismos naturales en su organización triádica.

“Las fuerzas constructivas vitales suelen ser las primeras de las que nos queremos ocupar. [...] Pero en el mundo no solo existen la evolución y construcción, también existen la involución y degradación. Nosotros mismos llevamos la degradación en nosotros. Nuestro sistema nervioso desarrollado, el sistema cerebral, está en proceso de constante degradación. La degradación es parte del mundo. Es la responsabilidad del ser humano familiarizarse con estas fuerzas de desvitalización y necrotización. Sin prejuicio e imparcialidad, debe decirse a sí mismo: en el camino que recorremos en la época en la que el alma consciente debe despertar plenamente, entran más que nunca en acción las fuerzas de desvitalización y necrotización”.

La exigencia social fundamental de nuestra época, octava conferencia, 13 de diciembre de 1918, GA 186.

 

Ideas muertas en lo social

En la cita anterior, Rudolf Steiner habla de las fuerzas de degradación inherentes al sistema nervioso, del que se sirve el pensamiento en su forma abstracta e intelectual. Tal pensamiento se presenta, por ejemplo, en forma de teorías científicas especulativas o ideologías rígidas que no han sido renovadas durante mucho tiempo, que gozan de confianza por ser parte de libros de texto nunca cuestionados, o por ser respaldadas por una autoridad tampoco nunca cuestionada (por ejemplo: el modelo del “mejor sistema social posible”).  En este caso, “las fuerzas de descenso se presentarán en una forma muy real” es decir, en forma de crisis o desastres sociales. Por la tendencia de

“querer adiestrar la vida a partir de ideas abstractas, […] todos los impulsos que introducimos en la vida social llevan al mismo tiempo en sí sus fuerzas destructivas. Esto hace necesaria una continua atención curativa en el organismo social”.

Polaridad mundial entre occidente y oriente, décima conferencia, Viena, 11 de junio de 1922; GA 83.

Como el pensar individual abstracto e ideológico puede transformarse y adquirir una cualidad viva, y a su vez puede apoderarse de una sociedad entera, exige que la humanidad

“llegue a la opinión, la convicción, la fuerza y el valor de fundir en tal ideología la visión de un mundo espiritual. En caso contrario, las fuerzas de descenso se harán notar de una forma muy real”.

Polaridad mundial entre occidente y oriente, décima conferencia, Viena, 4 de junio de 1922; GA 83.

Así como el bienestar del organismo humano depende de un pensamiento saludable, así también el organismo social depende de ideas igual de saludables inspiradas en las necesidades reales. Así como, idealmente, el pensamiento individual sigue las fuerzas de constante renovación que son parte de las fuerzas vitales del organismo, el organismo social necesita lo mismo desde la vida espiritual libre.

Cualquier institución, un sistema, un modelo establecido en el organismo social tendrá que devenir en fuerzas de desconstrucción si está fundamentada en la idea abstracta de que aportará una solución duradera y válida para la voluntad de todos.

"El organismo social, contrario al organismo humano, no puede morir, pero está en constante proceso de devenir, e inherentes a este proceso hay fuerzas ascendentes [anabólicas] y descendentes [catabólicas]. Para entender el organismo social hay que entender que todo lo realizado en cualquier ámbito de la vida social en respuesta activa a las circunstancias reinantes, presentará signos de deconstrucción y desgaste después de algún tiempo, debido al hecho de que en el ámbito intervenido habrá otras personas que actúan acorde a su propia individualidad. Lo que es correcto para el año veinte de un determinado siglo, para el año cuarenta del mismo siglo se habrá transformado tanto que ya contiene dentro de sí sus fuerzas de decadencia”.

Polaridad mundial entre occidente y oriente, décima conferencia, Viena, 4 de junio de 1922; GA 83.

 

En otras palabras, no solo los conceptos, planes o leyes erróneos tienen consecuencias nocivas para el organismo social; también las tendrán los conceptos, planes o leyes correctas si no se renuevan con un pensamiento renovado. El ejemplo más obvio y candente es la concepción del Estado como un sistema en sí cerrado que se da la autoridad de actuar no solo en su propio ámbito del derecho y las leyes, sino también la de intervenir en los otros dos ámbitos sociales. La concepción de la autoridad estatal en cuestiones de educación fue correcta y necesaria en los tiempos de la secularización. En nuestros tiempos, la humanidad ha avanzado de una manera que el individuo no necesita instrucciones del Estado que le da los contenidos de enseñanza y aprendizaje y le indica cómo ser buen ciudadano, buen consumidor y buen creyente en los principios de progreso y crecimiento.

 

Procesos de construcción y deconstrucción en el organismo humano

En el organismo humano existe una continua interacción de procesos polarmente opuestos, de destrucción en el sistema neurosensorial y construcción en el sistema metabólico-motor (véase: Rudolf Steiner, Fisiología y terapia fundamentadas en la ciencia espiritual. Terapia e higiene›, tercera conferencia, GA 314).

La diferencia entre los procesos y funciones del organismo humano y del organismo social es que los primeros suceden de forma que el organismo establece el estado de equilibrio por sí solo y de manera natural; mientras que los segundos no pueden ser beneficiosos sin atención e interpretación de parte del ser humano.

Los impulsos sociales constructivos siempre proceden del ámbito cultural-espiritual. Con sus logros en el desarrollo de la capacidad de producción (entendidos en el sentido de investigación, invención, innovación, y del uso ético de la tecnología y del capital), la vida cultural-espiritual contrarresta las tendencias naturales de consumo y desgaste de la vida económica. De contrario, una vida cultural-espiritual que sostiene o se somete a la ideología de progreso, crecimiento y consumo sin cultura de evaluar los efectos en el medio ambiente y en la salud humana, tendrá poco potencial de contrarrestar los efectos nocivos causados en la salud general económica y social.

 

Organismo humano y social  –  carcinoma social

El 14 de abril de 1914, tres meses antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, Rudolf Steiner habló a los miembros de la Sociedad Antroposófica de Viena del "carcinoma social": en los malsanos procesos de la vida económica identificó un potencial de conflicto que tendría consecuencias destructivas.

"Hoy se produce para el mercado sin tener en cuenta las necesidades de consumo. En lugar de ello, en los almacenes y, a través de los mercados monetarios, se apila todo lo que se produce, y luego se espera a ver cuánto se compra. Esta tendencia se hará cada vez más acentuada en el futuro, hasta que se destruirá a sí misma. Con este tipo de producción se produce en la vida social y en la conexión social de los seres humanos en la tierra, exactamente lo mismo que surge en el organismo cuando se presenta un carcinoma. Exactamente lo mismo, una formación de cáncer, una formación de carcinoma. Un cáncer cultural, un carcinoma cultural. Una formación de cáncer se evidencia a quien mire la vida social desde la perspectiva espiritual; verá cómo en todas partes brotan terribles tendencias a las ulceraciones sociales".

La esencia interior del hombre y la vida entre muerte y nuevo nacimiento, sexta conferencia, 14 de abril de 1914; GA 153.

No fue hasta 1917 que, durante las vicisitudes de la guerra mundial, Rudolf Steiner fue consultado para una salida de la miseria, a lo que Steiner respondió con un memorándum y la idea de la trimembración social en él articulada.

 

Véase también en este glosario:

Trimembración social – Iniciativas de Rudolf Steiner en 1917

 

Dar vida al organismo social 

La tarea de revitalizar el organismo social es del ámbito cultural-espiritual; no corresponde al ámbito de la economía. Esta última produce productos materiales, pero sus diversas tendencias de deterioro y consunción (degradación del medio ambiente, desgaste físico por trabajo, la concentración del capital para proyectos que no generan un verdadero valor para la sociedad) tiene que ser compensada por la naturaleza atenta, inspirada, renovadora, innovadora y constructiva de las prestaciones del ámbito cultural-espiritual.

“En el organismo, el aire inhalado debe transformarse continuamente en algo que deja de ser útil y se transforma en desecho. El oxígeno se convierte en dióxido de carbono. Por lo tanto, debe haber un sistema orgánico que sustituya lo gastado por algo de nueva utilidad. Quien aplique adecuadamente su juicio, formado correctamente mediante la observación del organismo humano, a la observación imparcial del organismo social, encontrará que un miembro de este organismo, en concreto el ciclo económico, precisamente cuando esté adecuadamente organizado para sus propósitos, tiene que producir continuamente unas condiciones que deben ser compensadas por otras instituciones.

No es de esperar de un órgano cuya función en el organismo humano es la de convertir en inservible el oxígeno inhalado, que también se encargue de restituirlo. Y por lo mismo tampoco hay que esperar de la circulación económica que produzca por sí misma las instituciones que establezcan un equilibrio frente a los efectos de deterioro que la economía necesariamente genera en la vida.

Este equilibrio sólo puede darse cuando, aparte del ámbito económico, existe un organismo jurídico que se organiza desde su propia naturaleza, y una vida espiritual que crece libremente desde sus propias raíces y con independencia de las organizaciones económica y jurídica.”

Artículos sobre la trimembración del organismo social y la situación de la época entre 1915 y 1921, capítulo ‹Los fundamentos de la vida social› GA 24.

 

En otras palabras, el ámbito cultural-espiritual necesita el derecho, garantizado por el ámbito jurídico, de proporcionar medidas preventivas y curativas generadas a partir de sus propios conocimientos científicos, valores éticos, etc.

 

Autor: Michael Kranawetvogl