Índice
El capital, factor de producción
El espíritu que organiza el trabajo. El capital prestado
El capital en la atmósfera cultural-espiritual. El capital donado
Circulación económica y circulación sanguínea
Capacidad, valor, capital
El capital, concepto espiritual
El capital, factor de producción
El capital es uno de los tres factores de producción. En la interacción de los tres factores (naturaleza, trabajo y capital) se forma la circulación económica. La interacción de los tres hace posible y comprensible cada uno de ellos, tanto en la vida económica sencilla como en la más desarrollada:
== Un recolector de bayas caminando por el bosque recoge arándanos en una cesta, luego hace mermelada con ellos y la vende en un mercado local.
== Una empresa gestiona una plantación de un tipo especial de arándanos, que ya no crecen en arbustos bajos, sino en arbustos de 1 a 2 metros de altura y que son fáciles de recoger. En una fase posterior de la producción, los arándanos se procesan, se envasan y se envían a un comercio mayorista.
En ambos ejemplos, los tres factores de producción se hacen efectivos a través del ser humano: la idea de hacer y vender mermelada, junto con la capacidad de realizar la idea bajo las circunstancias dadas es el origen humano del capital. Para el recolector de arándanos, el conocimiento y la experiencia de recoger bayas es capital. El capital se realiza a través del trabajo en/sobre la naturaleza. En el primer ejemplo, el trabajo se realiza en el entorno inmediato, en la naturaleza y está determinado por ella; en el segundo caso, es el espíritu (el pensamiento organizativo, técnico y calculador) que determina el trabajo y el subsiguiente proceso económico. La naturaleza y el capital son los dos polos opuestos entre los que tiene lugar el trabajo.
El espíritu que organiza el trabajo. El capital prestado
Los beneficios de la venta pueden ascender a una cantidad de dinero que el empresario ya no puede gastar para sus propias necesidades. En este momento está generando capital financiero; un capital que puede ser prestado a otro empresario, cuyo espíritu empresarial, organizador e inventivo vuelve a crear más medios, que a su vez ahorran trabajo y tiempo. En este proceso, el trabajo se fragmenta en nuevos tipos de producción y prestación de servicios; el trabajo “se retira” de la naturaleza; el trabajo inmediato sobre la naturaleza (en gran medida el trabajo agrícola) se reduce y se transforma en trabajo industrial.
El capital prestado, en el sentido en que se acaba de describir, va a los procesos que fragmentan, diferencian, organizan y optimizan el trabajo. Inversamente, el proceso de fragmentar y organizar hace que crezca el potencial de producción y el capital. En este sentido, el capital prestado tiene la tendencia natural de ser dirigido a procesos industriales; mientras el capital donado tiene la tendencia natural de ser dirigido a los ámbitos de ciencia y humanismo de la vida cultural-espiritual.
El capital en la atmósfera cultural-espiritual. El capital donado
Ahora bien, puede surgir la pregunta de si toda esta actividad del espíritu se puede reducir a la persona del empresario. La respuesta es: no. El empresario solo puede seguir su actividad si puede contar con el resultado de la actividad intelectual-espiritual anterior, alineado con un bien cultural-espiritual común producido por otros a lo largo de la historia.
Esta “atmósfera cultural-espiritual” históricamente devenida es algo muy poco presente en la conciencia o ciencia de la economía. La conciencia se centra en nuevos desarrollos y productos tecnológicos que sugieren un futuro mejor y que atraen el capital de los inversores. Sin embargo, es necesario estimar y reconocer también la “atmósfera espiritual” como factor que crea un valor económico (Rudolf Steiner mencionó el ejemplo siguiente: “Cuando hoy en día se construyen túneles, no se pueden construir sin que se haya encontrado el cálculo diferencial. Con este tipo de trabajo [intelectual-espiritual], Leibniz sigue ayudando a construir todos los túneles hoy en día”. Curso de Economía, sexta conferencia, GA 340.)
Los frutos tomados de la “atmósfera espiritual” existente hacen posible la actividad productiva económica del empresario y, por lo tanto, también hacen posible que obtenga los frutos de su actividad en forma de capital. El gesto de devolver las ganancias a la “atmósfera espiritual” a la que se deben, es la donación de una parte del capital obtenido a una institución de la vida cultural-espiritual.
En el Curso de Economía, Rudolf Steiner describe la función del dinero donado como inyección vital para la vida cultural-espiritual en general; en cambio, el dinero prestado siempre va dirigido a la mejora de los procesos de trabajo y producción.
En sus escritos populares y científico económicos, Rudolf Steiner enseña que el capital está en el mismo nivel que el espíritu y pertenece a la vida cultural-espiritual. En la práctica, esto se traduce a que, en una comunidad asociativa económica, la gestión del capital (y del dinero en general) estará en manos de expertos económicos responsables de tomar decisiones. Ellos son representantes de la ciencia económica, por lo tanto de la ciencia, y por lo tanto del ámbito cultural-espiritual.
Circulación económica y circulación sanguínea
Un aspecto central de estas relaciones es la cuestión de en qué sentido el capital es parte de la circulación económica y en qué sentido (y en qué sentido no) la circulación del dinero/capital puede ser comparado con la circulación sanguínea en el organismo humano.
“¿Cuántas personas saben hoy en día lo que en realidad es el capital? Saben que tienen capital cuando tienen una cantidad de dinero en su armario. Pero eso no significa saber qué es el capital. Saber qué es el capital significa conocer la lógica que regula ciertas cosas y procesos en la estructura social. Así como, desde la ciencia antroposófica, hay que conocer en el ser humano las relaciones que prevalecen en la circulación sanguínea, que regula rítmicamente la vida humana, así también hay que saber lo que late en la vida social de las maneras más diversas. Pero la fisiología actual ni siquiera es capaz de resolver materialmente las cuestiones más importantes, que solo pueden ser resueltas cuando se obtiene un conocimiento antroposófico del ser humano trimembrado.
¿Qué sabe la ciencia de hoy, por ejemplo, […] de la base fisiológica de la representación mental, […] y de la base puramente fisiológica de la voluntad? – Estas cosas las puedo decir hoy, después de haberlas investigado treinta o hasta treinta y cinco años de mi vida.” [Rudolf Steiner presentó los resultados de estas investigaciones científico-espirituales en su escrito ‹En torno a los Enigmas del Alma›].
Rudolf Steiner, La exigencia social fundamental de nuestra época. GA 186,
En la cita anterior, la “base fisiológica” que menciona Rudolf Steiner se refiere a los sistemas funcionales y la necesidad de su conocimiento para el entendimiento de los procesos sociales y económicos. En el proceso de la economía política, el dinero se metamorfosea a sí mismo pasando por las diferentes cualidades de los tres tipos de dinero (de compra, prestado o donado) – cualidades que fomentan la generación del valor en el organismo económico, igual que la sangre aporta sustancias y cualidades para la vida del organismo humano según las necesidades y virtudes de los sistemas funcionales por los que va circulando.
Capacidad, valor, capital
En la medida en la que hacemos buen uso de nuestras capacidades intelectuales/espirituales, podemos producir mercancías de valor y generar beneficios, es decir, capital. Este hecho es un primer indicio de que el capital tiene que ver con el espíritu humano y de que el capital pertenece en primera línea a la vida cultural-espiritual. A este nivel, se produce una elevación en el reconocimiento de la capacidad individual y su potencial de generar valor económico: La mercancía producida con más capacidad intelectual logrará un mayor valor/precio. En un nivel «superior», el dinero, en forma de capital prestado o donado tiene que ir al individuo más capacitado. Lo que ahora se devuelve no es una mercancía material sino el espíritu y trabajo del prestatario/beneficiado para la sociedad y su futuro. La tendencia egoísta entre el comprador y el vendedor a nivel de circulación de dinero de compra, se transforma en actitud de renuncia al valor adquisitivo inmediato del dinero, dándole utilidad más allá de las necesidades personales. En la forma de donación, el dinero alcanza un nivel que podemos llamar espiritual: con la confianza incondicional en que las capacidades espirituales de la persona beneficiada actuará en beneficio de toda la humanidad.
«Ahora habrá que pensar cómo, mediante una trimembración del organismo social, la donación tenga sentido. En este momento lo económico colinda con lo universalmente social en el ser humano, es decir, con lo que hay que considerar para el organismo social entero.»
Rudolf Steiner, Curso de economía política, décima conferencia, GA 340
El capital, concepto espiritual
“El concepto del capital es un concepto muy espiritual. Se necesita intuición para entenderlo. Pero es un concepto espiritual tergiversado. Por eso en la Biblia todo lo relacionado con el capitalismo recibe con toda razón el nombre de Mammón, de algo que tiene que ver con lo espiritual; aunque no sea exactamente el espíritu mejor. Sin embargo, uno alcanza las regiones más altas de conocimiento espiritual al intentar comprender lo que el capital hace realmente en la vida económica. Ahí nos encontramos con el hecho bien curioso, y con la necesidad de que, para llegar a conceptos económicos correctos, hay que tener una idea de lo que es el conocimiento suprasensible. “
Rudolf Steiner, Los trasfondos espirituales de la cuestión social, tercera conferencia, GA 191
"La acumulación de capital, con los efectos que desencadena, se le escapa al pensamiento consciente. Lo que se produce en el mundo a nivel económico como efecto del capital, se escapa del ámbito del pensamiento económico ordinario condicionado por las circunstancias del el alma humana, como hace la parte ultravioleta del espectro de la luz. - La ciencia económica va más allá de los métodos científicos ordinarios, como el espectro va más allá de su parte luminosa visible. - Para una ciencia económica completa, por lo tanto, se necesitará un esfuerzo de conocimiento que encuentre en los instintos naturales el espíritu y en los efectos del capital determinados por el alma humana la transición hacia hechos similares a la naturaleza."
Rudolf Steiner, Aforismos psicológicos, en: La idea del Goetheanum en el seno de la crisis cultural del presente, GA 36.
En la cita anterior, “encontrar el espíritu en los instintos naturales” significa que el ser humano vive en la esfera de los impulsos inferiores, pasiones y deseos, que en el ámbito económico adaptan la forma de la codicia, es decir en forma de un “instinto” que pertenece a la naturaleza del ser humano y que en cierto modo es necesario para que la economía se vea impulsada por él (por el instinto “bajo” de generar beneficio personal); un instinto que al mismo tiempo puede ser elevado a la conciencia de la necesidad de transformar lo egoístamente acumulado hacia el ideal de la fraternidad en la economía.
La afirmación de encontrar “en los efectos del capital determinados por el alma humana la transición hacia hechos similares a la naturaleza" significa que el capital que por ejemplo se usa para la especulación sobre el suelo no se une sana y debidamente a la naturaleza.
“Es necesario que la circulación se cierre. El capital no puede estancarse. Si lo hiciera, no estaríamos ante un proceso orgánico sino ante un proceso que se extinguiría en el capital. El capital debe a su vez desaparecer en la naturaleza.» … «El capital debe consumirse hasta tal punto que todo lo que queda de él sea una especie de semilla para la nueva estimulación del proceso económico, partiendo de nuevo de la naturaleza.”
Rudolf Steiner; Curso de economía política, quinta conferencia, GA 340
El capital que se desvía al mercado financiero y se convierte en propiedad privada, que no fluye como la sangre en el organismo humano, significa un «estancamiento» y crecimiento similar a la formación de un cáncer en el organismo humano.
La sostenibilidad de la tierra como factor de producción económica, necesita que el capital se una con el espíritu humano y con sus capacidades de transformar y mejorar la tierra. El capital que es especulativo o pretende mercantilizar la naturaleza (privatización del agua, etc.) no busca en primera línea el espíritu y las capacidades del ser humano ni el mantenimiento de los valores naturales.
Autor/traductor: Michael Kranawetvogl