Índice
Entender épocas culturales anteriores para entender la actual
Orden de épocas culturales anteriores
Autoridad y libertad
Características de las épocas culturales anteriores
La Antigua India
La Antigua Persia
El Antiguo Egipto
La época greco-romana
La época actual
El descenso a la época del materialismo
Entender el acontecimiento crístico en la cuarta época cultural
Alma consciente, materialismo y conciencia social
Libertad individual y orden natural
Entender épocas culturales anteriores para entender la actual
El entendimiento de las épocas culturales nos ayuda a entender que la conciencia humana, en relación con la naturaleza y el mundo espiritual, no siempre fue la misma y que a lo largo de estas épocas se produjo una evolución de la conciencia humana, desde la unión con la naturaleza divina, hacia una autonomía, que necesariamente significa una emancipación de todo lo que antes era guía y seguridad interiores.
En la época actual, la del alma consciente, el ser humano se encuentra en la situación dramática que Goethe plasmó en el “Fausto”: la libertad de entender el mundo desde el anhelo propio del conocimiento, la libertad de querer encontrar su propio camino, tiene el precio de ya no ser guiado por la Naturaleza o los poderes del mundo espiritual y corre el peligro de sucumbir a las fuerzas del mal.
En las épocas culturales anteriores, el ser humano obedecía incuestionablemente a los guías de la humanidad, a los guías espirituales, faraones, emperadores y reyes. La esclavitud fue un elemento natural de la sociedad egipcia, que en la época cultural greco-latina todavía era aceptada y aceptable. En la época del alma consciente, el ser humano y ciudadano tiene que entender las condiciones que le convierten en esclavo, por ejemplo, las condiciones del sistema capitalista libre occidental, las de la tecnología moderna, la industria del entretenimiento, etc.
Las cuestiones de autorrealización individual y del libre autodesarrollo de las capacidades individuales en una vida cultural-espiritual libre, son cuestiones que en esta forma eran desconocidas en las épocas anteriores a la del alma consciente (véase también en este glosario; alma consciente - retos en lo social). A lo largo de las épocas culturales descritas por Rudolf Steiner, se puede observar una evolución gradual y progresiva hacia la conciencia del ser humano de sí mismo y de su ser individual, con la pregunta consecuente por su función y valor dentro de un conjunto social o en el total de la sociedad moderna. En la trimembración social, esta pregunta incluye la investigación en el valor del individuo en la vida cultural-espiritual libre.
Orden de épocas culturales anteriores
1.- India (del año 7227 a. c. al 5067 a. c.)
2.- Persia (5067 a. c. – 2907 a. c.)
3.- Asiria-caldea-egipcia-judea-babilónica (2907 a. c. – 747 a. c.)
4.- Griega/romana (747 a. c. – 1413 d. c.)
5.- Actual (1413 – 3573)
6.- “Rusa-eslava” (3573 – 5733)
7.- “Americana” (5733 – 7893)
Autoridad y libertad
Desde el conocimiento histórico que tenemos de los tiempos y culturas antiguos, y con la ayuda de lo que Rudolf Steiner nos dice de sus características antropológicas ampliadas por la antroposofía, podemos desarrollar una imagen de cómo era, en el orden social de las épocas culturales, la relación entre una autoridad superior y la libertad individual.
== Primera época cultural: unión natural con el mundo, cercanía natural al mundo espiritual sin necesidad de enseñanzas espirituales. Poco interés en el mundo material y las posibilidades de organizarlo y establecer una relación con él.
== Segunda época cultural: absoluta devoción y sumisión a lo que exigen el mundo espiritual y los líderes espirituales, esto era transformar la tierra hacia el bien, pero no en el sentido de dejar la propia impronta individual o ser destacado actor de transformación.
== Tercera época cultural: plena confianza en la sabiduría sacerdotal incuestionable. Obediencia espiritual y orden teocrático en el que los sacerdotes interpretan los signos divinos para tomar decisiones políticas y de organización económica. Sistema de esclavitud.
== Cuarta época cultural: reconocimiento de las leyes, incluyendo el sistema de esclavitud, que sigue en vigor. Autoridad de emperadores y de la Iglesia Católica, con tendencias de “teocratismo”.
== Quinta época cultural: división social entre la fe y la desconfianza en la autoridad y legitimización moral de los líderes políticos, entre la fe y el cuestionamiento de la infalibilidad del Papa. Movimientos sociales desde abajo. El surgimiento de la “sociedad civil”. El individuo inicia movimientos sociales (Martin Luther y el movimiento de la reforma protestante). Se vuelve “influencer” social.
Características de las épocas culturales anteriores
- La Antigua India
La época pos-atlante empieza con la antigua época cultural india (aprox. de 7227 hasta 5067 a.C.)
La abundancia de bienes naturales, la fertilidad de la tierra y las condiciones climáticas coincide con una cercanía al mundo espiritual que imposibilita una relación estrecha con la tierra.
Rudolf Steiner explica que la antigua cultura india vivía en el anhelo de que el ser humano volviese a ser uno con la naturaleza. Esta cultura «alcanzó su cumbre por el esfuerzo de liberarse de la materialidad» (La intervención de las entidades espirituales en el hombre, sexta conferencia, 24 de marzo de 1908, GA 102)
La disposición anímica que prevalece en el alma hindú pues, fue el anhelo hacia el mundo espiritual, donde se intuyó la patria espiritual del ser humano. (Rudolf Steiner, La ciencia oculta, La evolución cósmica y el ser humano, GA 13)
En estas condiciones, lo que el antiguo hindú tenía extendido delante suyo, lo que nosotros llamamos realidad, a sus ojos era mera ilusión («maya»). (Rudolf Steiner, La Teosofía del Rosacruz, duodécima conferencia, 4.6.1907, Múnich, GA 99).
- La Antigua Persia
Después de la época cultural india sigue la antigua época cultural persa (apr. de 5067 a 2907 a.C.). En la región cultural mesopotámica surgió una nueva economía no agrícola. El desarrollo urbano exigió nuevas facetas de organización económica, incluyendo un sistema de cálculo y contabilidad y un sistema de escritura.
“Luego, en la tercera cultura el hombre se familiariza aún más con la realidad sensorial exterior. Ya no es el mundo físico una fuerza enemiga que impera vencer.”
Rudolf Steiner indica que
“Los persas lograron cierta consonancia entre el mundo espiritual y el material y se ocupaban ya de transformar el mundo material por medio del espíritu humano.”
Cosmogonía, undécima conferencia, 8 de julio de 1906, GA 94
La antigua cultura persa no distinguía entre la naturaleza física y la naturaleza espiritual del ser humano y de la naturaleza. Por eso tampoco pudo distinguir entre el ser humano que actúa según las leyes de la naturaleza y el ser humano que actúa desde su libertad propia. Todo lo que en la naturaleza tenía el carácter oscuro (un tono, un color) para él tenía el carácter del mal; todo lo lúcido y claro en el ser humano tenía para él el carácter del bien.
“Para él toda la realidad era solo entendible como unidad físico-espiritual”
Rudolf Steiner, La Misión de Micael, sexta conferencia, GA 194
“Este mundo que el hombre proto-hindú había llamado maya, tratando de escapar de ella añorando tiempos pasados, a este mismo mundo, la gente de la segunda época cultural lo consideraba como su campo de actividad, como algo que pedía ser labrado. Así que tenemos entonces la cultura proto-persa, de unos cinco mil años atrás, aquella época cultural en la cual el hombre, si bien tomaba al principio la Tierra a su alrededor todavía como un elemento enemigo, ya no la consideraba pura ilusión de la cual cabe escaparse, sino como campo laborable al cual precisaba imprimir el propio espíritu.”
Rudolf Steiner, La Apocalipsis de Juan, tercera conferencia, GA 104.
- El Antiguo Egipto
La época egipcia caldaica babilónica-asírica duró desde el año 2907 hasta el año 747 a.C.
En Egipto, las condiciones geográficas/climáticas eran tales que la crecida del Nilo e inundación anual de las tierras en la época de las lluvias crearon tierra fértil y el suelo para una alta cultura. Las vidas espiritual y económica estaban a cargo de los faraones/sacerdotes. El trabajo, incluyendo el trabajo esclavo, fue considerado oficio religioso al servicio del faraón y de los dioses por él representados.
En esta época, el ser humano seguía con un auto entendimiento en el que no distinguía entre lo que pasaba en la naturaleza y lo que pasaba en él, por ejemplo, cuando movía una mano. Tanto sus movimientos como los sucesos de la naturaleza, los veía compenetrados por el espíritu divino. En ambos ámbitos, el ser humano percibía la misma providencia divina; sin embargo, también empezó a distinguir de alguna manera “la providencia en la naturaleza externa” y una “providencia que actúa en el ser humano”; con la sensación de que algo había en el ser humano a través de lo que ambos tipos de providencia rozaban la una con la otra. (Rudolf Steiner, La Misión de Micael, sexta conferencia, GA 194)
El ser humano de esta época, como nos dice Rudolf Steiner, buscaba conocer las leyes cósmicas en la misma naturaleza:
“cuando alzaba su vista hacia los astros, no solo buscaba a los dioses tras ellos, sino que también investigaba las leyes de los astros. Y así, nació esta ciencia maravillosa que encontramos en la cultura de los caldeos.”
Rudolf Steiner, La Teosofía del Rosacruz, duodécima conferencia, 4.6.1907, Múnich, GA 99
Se trata de una cultura “que más allá de reconocer lo material, también busca comprenderlo con el espíritu humano.” (La intervención de las entidades espirituales en el hombre, sexta conferencia, 24 de marzo de 1908, GA 102)
“Para el egipcio, la tierra era el campo de su trabajo, que le fue encomendado en un estado que él había de transformar con sus propias fuerzas intelectivas de tal forma que este estado podía parecer una huella de las capacidades humanas. “
La ciencia oculta, La evolución cósmica y el ser humano, GA 13.
La época greco-romana
La época greco-romana duró desde 747 a.C. hasta 1413 d.C.
En esta época se desarrolla una vida cultural con servicios no exclusivamente dedicados a la religión. Al lado de la cultura sacerdotal, surge el ámbito autónomo de la filosofía, el arte y el arte político. La persona reconocida como ciudadano legítimo de la polis tiene el derecho de tener esclavos para satisfacer sus necesidades vitales. Hay una clara distinción de estamentos; la participación en la vida económica, jurídica y cultural dependía de una educación y formación desde la primera adolescencia.
“En la época egipcia, la sensación del ser humano era que, <como ser que respira, soy un ser de la naturaleza externa, y al mismo tiempo soy yo mismo> […]
Esto cambia en la cuarta época, la griega/romana. En ella, el ser humano se siente bruscamente enfrentado al mundo exterior y siente una oposición entre el ser de la naturaleza y su propio ser.”
Rudolf Steiner, La Misión de Micael, sexta conferencia, GA 194
”En esta cultura el ser humano, creando obras de arte y moldeando la materia física, impone al mundo su propia espiritualidad, ya sea en el arte escultórico o en el arte dramático. Allí es donde también encontramos los primeros ejemplos de formación de comunidades urbanas. “
Rudolf Steiner, La Teosofía del Rosacruz, duodécima conferencia, 4.6.1907, Múnich, GA 99
“La cuarta época cultural nació de forma orgánica de la tercera. (...) Fíjense Uds. en la cultura greco-latina, donde el hombre plasma en maravillosas obras de arte una imagen perfecta de sí mismo, en el mundo físico exterior y donde representa en el drama el desenvolvimiento del destino, como lo hace Esquilo. Y fíjense Uds. por contraste, en la forma en que los egipcios solían investigar la voluntad de los dioses. Aquella victoria sobre la materia que se observa en la cultura griega significa otro paso adelante que da el hombre hacia la cálida aceptación de la existencia física. En la cultura latina el hombre termina de identificarse por completo con el plano físico. Quien comprende esto, sabe asimismo que hay que reconocer que es una cabal manifestación exterior del principio de la personalidad.
Por esta razón es en Roma donde se manifiesta por primera vez aquello que se llama el concepto jurídico, cuando vemos al hombre por primera vez en su calidad cívica de ciudadano (…) En Roma, por primera vez se hace valer el derecho legítimo, el concepto legítimo, del hombre con derecho cívico. En Grecia el ciudadano era todavía un mero miembro de la ciudad-república. El ateniense, el espartano tenía mayor valor en su calidad de ciudadano que como individuo. Se sentía parte integrante de la ciudad-república. Recién en Roma el ciudadano llegó a valer algo como individuo, recién en Roma esto se hizo factible. Sería fácil comprobarlo con lujo de detalle, por ejemplo, lo que hoy en día llamamos un testamento, no existía antes de los tiempos de la antigua Roma. En su significado actual el testamento apareció en aquel momento, porque tan solo entonces le era permitido al individuo determinar qué cosa quería con su voluntad egoísta, para transferir esta voluntad a sus descendientes. Anteriormente hubo otros impulsos, distintos de la voluntad personal, que garantizaban el orden colectivo, común. Así podríamos comprobar con muchos ejemplos en qué forma el hombre se iba emancipando en el plano físico (…)”
Rudolf Steiner, La Apocalipsis de Juan, tercera conferencia, GA 104.
- La época actual
“Actualmente vivimos en la quinta época cultural, donde la cultura ha descendido a un plano por debajo del hombre. Vivimos en un tiempo donde el hombre se ha tornado en esclavo de las circunstancias físicas, del ambiente (…) En nuestros días el espíritu se ha hecho esclavo de la materia. En estos últimos siglos se ha invertido muchísima energía espiritual para estudiar el plano sensible con respecto a sus fuerzas naturales y para tornar este plano visible, físico, en un lugar de, digamos, ofrecer al ser humano la mayor comodidad posible […]
Hagámonos conscientes de qué infinidad de fuerzas vitales espirituales se invierten en la cultura meramente material. (…). Si Uds. hicieran estadísticas para comparar lo que se gasta para la cultura material y lo que beneficia la vida espiritual, comprenderían que el espíritu ya se sumergió a niveles subhumanos, tornándose en esclavo de las exigencias físicas. De este modo, vemos que la cultura ha tomado un rumbo descendiente en el sentido más decidido de la palabra, hasta en los tiempos modernos, en la quinta época cultural, arriesgándose a hundirse aún más profundamente.
Por esto la humanidad necesitaría ser salvada, por virtud de un impulso nuevo, de perderse definitivamente en la decadencia. Nunca jamás en el pasado bajó la naturaleza del ser humano a tales profundidades de la materia. Tuvo que venir un impulso potente, el más potente de los impulsos en la Tierra. Este se realizó en la aparición del Cristo Jesús, que dio el estímulo hacia una nueva vida espiritual.”
Rudolf Steiner, La Apocalipsis de Juan, tercera conferencia, GA 104
“Ahora bien, todas nuestras épocas del desarrollo del género humano –las cinco etapas culturales, de la cultura proto-hindú hasta la nuestra- tuvieron por finalidad el desenvolvimiento de la inteligencia, del intelecto y todo lo que forma parte de estas dos cualidades o capacidades. […] El desenvolvimiento de la inteligencia con todo lo que tiene que ver con ella y la mirada dirigida al mundo de afuera, constituyen el objetivo de la quinta época.”
Rudolf Steiner, La Apocalipsis de Juan, cuarta conferencia, GA 104
El descenso a la época del materialismo
“El ser humano vivió al principio, en la primera época cultural, en el seno de la divinidad y después descendió al plano físico. Si hubiera quedado en lo alto, no habría adquirido jamás la conciencia de sí mismo que tiene hoy. No habría tenido jamás el Yo. Solamente podía expandir la conciencia de sí mismo en toda su luminosa claridad en su cuerpo físico. Era necesario que los objetos exteriores vinieran a oponerse a él, que se distinguiera de ellos, era menester que descendiera al mundo físico. El hombre descendió a la Tierra para adquirir un Yo. Por el Yo, el hombre es un hijo de los dioses. Ese Yo descendió de las alturas espirituales y ha sido transformado en el cuerpo físico para llegar a ser luminoso y claro. Es la materia endurecida del cuerpo humano la que ha dado al hombre su Yo, su conciencia de sí mismo, que le ha permitido adquirir el conocimiento. Pero al mismo tiempo lo ha encadenado a la masa de la Tierra, a la roca terrestre.”
Rudolf Steiner, Mitos y misterios egipcios, décima conferencia, GA 106
Entender el acontecimiento crístico en la cuarta época cultural
“El hindú planeaba todavía en las alturas espirituales, en el punto más elevado de la evolución. Con la segunda civilización, el hombre comienza a descender. Con la tercera más bajo aún. Con la cuarta ha llegado totalmente al plano físico, a la materia. En este punto, que es el más bajo de la evolución a la que ha llegó, el hombre debe elegir la posibilidad de volver a ascender, de reencontrar el camino a los mundos espirituales. Pero para eso fue necesario que viniera un impulso espiritual al plano físico, a dar al hombre el poderoso empuje que le permitiría ascender al mundo espiritual. Este impulso lo trajo la aparición de Jesucristo sobre la Tierra. El divino Cristo descendió hasta los hombres, revestido de un cuerpo físico y vivió en la Tierra. En el momento en que el hombre se encontraba hundido enteramente en el mundo físico, fue menester que un dios descendiera hasta aquí para ayudarlo a reencontrar el camino al mundo espiritual. Eso no habría podido hacerse antes.
[...] En este capítulo hemos seguido la evolución de las civilizaciones postatlantes hasta el punto más bajo de la curva; acabamos de esbozar cómo el impulso espiritual que debía salvar al hombre nos ha sido dado por el Cristo. Ahora es necesario que el hombre retorne al espíritu, penetrado, vivificado por el principio crístico.”
Rudolf Steiner, Mitos y misterios egipcios, décima conferencia, GA 106
Alma consciente, materialismo y conciencia social
“Y todas las épocas de este ciclo tienen la característica de que el hombre aprende progresivamente a entender mejor la realidad material, sensorial.”
Rudolf Steiner, La ciencia oculta, La evolución cósmica y el ser humano, GA 13
En la época actual, la del alma consciente de la civilización occidental, la conexión del ser humano con la tierra y todo su entorno físico, tiene un marcado carácter materialista, con una ciencia natural que solo reconoce el mundo sensible, el mundo perceptible con los sentidos, con contenidos de la ciencia espiritual que tienen carácter de ilusión subjetiva.
Para la conciencia del organismo social en el que vivimos, esto significa que el ámbito económico, con su tarea de satisfacer las necesidades físicas, tiene alta prioridad ante los ámbitos del derecho y el de la cultura y humanidades.
El ser humano de nuestra civilización moderna tiene la libertad de permanecer en una concepción materialista del mundo y de sí mismo, o desarrollar una cosmovisión y antropología en las que reconoce la existencia de leyes, que no son visibles y exigen preguntarse por un espíritu que las ha establecido.
En nuestra sociedad, el ser humano consciente de su libertad se enfrenta, por ejemplo, a la cuestión de su relación con el dinero; una cuestión que Rudolf Steiner trata en el Curso de Economía (la conciencia sobre el capital en su carácter material y espiritual) y en el ciclo sobre el Apocalipsis, donde habla de las taras éticas del banquero en nuestro presente:
“Ahora bien, la personalidad puede salvarse y resurgir. Puede salvarse, por ejemplo, aprendiendo […] a independizarse de las fuerzas objetivas del capital. […] Pero la personalidad también puede […] dejarse atrapar por las fuerzas que actúan en el capital.
Rudolf Steiner, La Apocalipsis de Juan, séptima conferencia, 24 de junio de 1908, GA 104.
Libertad individual y orden natural
En la secuencia de las épocas culturales hay una lógica evolución y metamorfosis de la relación del ser humano con el mundo.
Resumido de una forma sencilla y simplificada, la primera época cultural intenta superar y liberarse del mundo sensible para permanecer en un estado de conexión con el mundo espiritual; en la segunda época cultural, el ser humano se une de cierta manera al mundo sensible mediante el trabajo devoto (que todavía no es individual y tampoco tiene motivación individual); en la tercera época cultural alcanza la conciencia de un único espíritu que actúa en el ser humano y asimismo en el mundo; en la cuarta época cultural, el ser humano interviene en el mundo mediante el arte y el derecho como instrumento de construir la sociedad con cierta soberanía; en la quinta época cultural, el Yo se percibe con responsabilidad y capacidad individuales en el mundo – esto significa que tiene conciencia de su libertad individual.
La libertad del ser humano conquistada en la quinta época cultural conlleva los conocidos peligros de sentirse libre de manipular la naturaleza y su origen divino tan fuertemente sentido en las épocas culturales anteriores. ¿Cómo se concibe la libertad humana y su potencial de transformar el mundo fuera de los peligros y excesos de tendencias como el transhumanismo, la manipulación genética y el implante de microchips en humanos?
Una parte de una respuesta a esta pregunta la podemos encontrar en la Filosofía de la Libertad de Rudolf Steiner:
Mientras en las épocas antiguas, el ser humano se encontraba en unión con el mundo y su entorno, el ser humano moderno, que descubre su libertad individual como no fue posible para el ser humano de épocas anteriores, tiene que ser conocedor del mundo y su entorno, si lo quiere transformar acorde a sus ideas morales, con lo que Rudolf Steiner llama “imaginación moral”. Esta transformación, sin embargo, no significa romper las leyes naturales subyacentes a las cosas.
“La imaginación moral, para realizar su representación, tiene que entrar en una determinada esfera de percepciones. La acción del ser humano no crea percepción alguna, sino que transforma las que ya existen, les da una forma nueva. Para poder transformar un determinado objeto de percepción, o una suma de objetos, de acuerdo con una representación moral, es necesario haber entendido las condiciones que rigen el contenido de la imagen perceptiva (es decir, los principios que uno ha observado y quiere transformar o redirigir). Además de ello, hay que encontrar la manera de transformar estas condiciones en otras nuevas. Esta parte de la actividad moral descansa en el conocimiento del mundo de los fenómenos sensibles de los que uno se ocupa, una actividad que hay que buscar, por lo tanto, en alguna rama del conocimiento científico como tal.
La acción moral presupone, por tanto, además de la facultad de formar ideas morales, y de la imaginación moral, la capacidad de transformar el mundo de las percepciones, sin romper las leyes naturales que las relacionan entre sí.”
La Filosofía de la Libertad, capítulo XII, La fantasía moral (Darwinismo y moral), GA 4.
La condición humana en nuestros tiempos actuales incluye, como en ninguna época anterior, la cuestión de la libertad y responsabilidad individuales. Es más, las crisis actuales exigen a todos sacar de sí la libertad y responsabilidad de actuar en su entorno inmediato o incluso en un contexto macro-social.
Contraria a la disposición de épocas culturales antiguas, de proteger, mantener y cuidar el orden social existente, sostenido por el espíritu de la comunidad y la sumisión natural a las autoridades espirituales, la sensación de nuestros tiempos presentes es la de la necesidad de cambiar y transformar el mundo o del orden social, incluso en contra de los responsables y líderes políticos.
La cuestión de la libertad del ser humano incluye aspectos de conocimiento, auto-observación, auto-cuestionamiento y auto-conocimiento.
“En la medida en que para actuar moralmente es necesario el conocimiento de los objetos, nuestra acción se fundamenta en este conocimiento. Lo que nos ocupa aquí son las leyes de la naturaleza. Se trata, por lo tanto, de ciencias naturales, no de ética.
La imaginación moral y la facultad de formar ideas morales solo pueden convertirse en objeto de conocimiento después de que el individuo las ha producido. Pero entonces ya no regulan la vida, sino que ya la han regulado. Deben considerarse como causas activas lo mismo que todas las demás (son fines únicamente para el sujeto). Las consideramos como una teoría natural de las representaciones e ideas morales. Aparte de ella, no puede haber una ética como ciencia de normas.”
La Filosofía de la Libertad, capítulo XII, La fantasía moral (Darwinismo y moral), GA 4.