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Ciencia espiritual – ciencia de la libertad humana
“Resultados de la investigación científica sobre la naturaleza de la libertad”
La Filosofía de la Libertad. El pensamiento es libre
El ámbito cultural-espiritual es el ámbito en el que el individuo ejerce la libertad, y lo debe ejercer para el bien de la sociedad. Para ello, la sociedad solo necesita plena confianza en el individuo, y confiar en que los posibles errores y aberraciones del individuo libre se corregirán en él mismo o a través de otros individuos activos en la vida cultural-espiritual, sin necesidad de control estatal ni de estímulos económicos.
La ciencia espiritual muestra que el ser humano es libre y que sus pensamientos y actos dependen de la interacción con su organización fisiológica humana pero no son determinados por ella. La ciencia social espiritual, por su parte, justifica la necesidad de una vida cultural-espiritual libre.
Ciencia espiritual – ciencia de la libertad humana
El ideal social de la libertad sólo tiene sentido si se refiere a la libertad del individuo, si la idea de la libertad es filosóficamente justificada y si un individuo la siente como parte de su realidad interior.
En su ‹La filosofía de la libertad›, Rudolf Steiner había descrito cómo conquistar y reconocer la libertad como valor superior en la propia conciencia.
Más tarde, en los años de 1917 a 1921, coincidiendo en gran parte con los “tiempos de la trimembración social”, Rudolf Steiner habló en múltiples conferencias sobre la justificación epistemológica de la libertad humana, con atención especial en la relación que existe entre lo anímico-espiritual del hombre y su corporalidad, es decir, en lo que en su escrito ‹En torno a los Enigmas del Alma› llamó las “dependencias físicas y espirituales de la entidad humana”. Los ciclos correspondientes se titulan:
- Libertad. Inmortalidad, vida social. Sobre la relación que existe entre lo anímico-espiritual del hombre y su corporalidad. GA 72,
- La ampliación de las ciencias actuales por la Antroposofía, GA 73,
- Antroposofía y ciencias especializadas, GA 73a.
Con respecto a la libertad humana, la intención de estos ciclos fue mostrar que las tres facultades anímicas (pensar, sentir y hacer) tienen su contraparte fisiológica (en la anatomía humana, los tres sistemas funcionales y los procesos orgánicos relacionados con ellas) pero no por eso son fisiológicamente condicionadas. El reconocimiento de la libertad humana pasa por el conocimiento de las tres facultades anímicas superiores, a las que la ciencia espiritual se refiere como imaginación, inspiración e intuición.
Dentro del ciclo “La ampliación de las ciencias actuales por la Antroposofía” es destacable la conferencia ofrecida el 14 de noviembre de 1917, titulado “Antroposofía y Ciencias Sociales“. En ella Steiner habla de la función de la imaginación, inspiración e intuición en las ciencias sociales, tendiendo un puente de la ciencia espiritual a la cuestión social, que se había hecho más candente en el año crítico de 1917.
En este ciclo Steiner habla de las teorías bio-sociales (Herbert Spencer) y las concepciones darwinistas aplicadas a la política (la biopolítica de Woodrow Wilson) y constata que son
"… un ejemplo eminente de cómo las personas no están en condiciones de reconocer que trabajan con instrumentos inadecuados para el conocimiento de la realidad social. … Sólo con la ayuda de conceptos imaginativos se logra tener una imagen de una estructura social concreta que se da en cualquier lugar…
Ya no vivimos en los tiempos de los mitos . … No será necesario crear una nueva mitología”, pero será necesario desarrollar un pensamiento sinóptico de las condiciones geográficas, del suelo, de las necesidades de la población, etc., con la fuerza que teje en forma de imaginación en el espíritu, y que aparece como imagen exterior en la estructura económica.”
Rudolf Steiner, La ampliación de las ciencias actuales por la Antroposofía, “Antroposofía y Ciencias Sociales“, conferencia del 14 de noviembre de 1917
Véase también en este glosario:
Imaginación y ciencia económica
Ciencia social espiritual
“Resultados de la investigación científica sobre la naturaleza de la libertad”
“Las dependencias del alma trimembrada –la vida representativa, emocional, y volitiva con la vida nerviosa, la vida rítmica de respiración y circulación y la vida metabólica– nos enseñan el lado efímero del ser humano. A través de la relación de estos tres miembros del alma con lo espiritual, llegamos a conocer lo inmortal, lo eterno, que pasa a través de los nacimientos y las muertes, de modo que se obtiene una visión general de esta vida humana completa que, en sucesivas vidas terrestres y en las vidas espirituales intermedias, transcurre entre la muerte y un nuevo nacimiento.
Se trata de intuir el aspecto eterno de la vida humana, no sólo realizar especulaciones filosóficas acerca de él. ... Lo que somos como seres físicos en el tiempo ha sido modelado a partir de lo eterno, que se integra por la imaginación, inspiración e intuición, así como nuestro cuerpo físico se integra por la vida nerviosa, la vida rítmica y la vida metabólica.
Sólo a lo eterno, sólo a lo que es independiente de la vida física, se le puede atribuir lo que se llama la libertad humana. El científico natural se detiene en la experiencia de lo efímero: en la vida nerviosa, en la vida rítmica (en la que todavía no pone demasiado interés), y en la vida metabólica (a la que todavía está confundiendo con la vida nerviosa).
El científico natural que se mueve dentro de esta vida material, puede estar seguro que va a encontrar para cada acto volitivo algo a lo que se puede reducir el acto volitivo. Sin embargo, el reconocimiento de lo eterno del alma humana también conduce al reconocimiento de que este eterno lleva en sí un contenido que es independiente de la vida corporal, y entonces lo que se experimenta interiormente como libertad humana se convierte en una realidad. ¿Cómo se explica eso?
Pues, como acabo de explicar en mis últimas conferencias y en la de hoy, en nosotros tiene que tener lugar un proceso necrotizante y que la representación consciente va acompañada por un proceso de muerte y de desconstrucción en el sistema nervioso.
Para la investigación espiritual, esto muestra que todo lo que pertenece al ser del alma no es una emanación del ser corporal, sino que el ser corporal es sólo la base de la vida anímica y que la experiencia anímica encuentra su base en la vida corporal, exactamente entonces cuando la vida corporal deja de desarrollar su crecimiento y sus fuerzas progresivas, y cuando se desgastan las fuerzas de crecimiento y progresión.
Son los procesos de regresión y desconstrucción en nosotros que forman la base de la vida anímica consciente. Un día la investigación natural encontrará que las verdades que acabo de mencionar también están de acuerdo con los resultados de la ciencia natural. Sólo señalo, entre paréntesis, que por ejemplo las células nerviosas no se dividen, mientras que las células reproductoras sí se dividen. ...
La ciencia espiritual muestra cómo el concepto de libertad sólo puede ser concebido por aquel que se eleve mediante la investigación espiritual a la vida anímica sustancialmente independiente de la vida físiológica. La acción libre sólo se produce en lo que la ciencia espiritual reconoce como las facultades de la imaginación, inspiración e intuición del ser humano.
Resultados de la investigación científica espiritual (antroposófica) sobre lo eterno en el alma humana y sobre la naturaleza de la libertad, Basilea, 23 de noviembre de 1917, en GA 72, “Libertad - inmortalidad - vida social. Sobre la relación que existe entre lo anímico-espiritual del hombre y su corporalidad.”
Véase también en este glosario:
Ciencia social espiritual
La Filosofía de la Libertad. El pensamiento es libre
“Quien considere necesario para explicar el pensar, aportar algo más, como procesos físicos del cerebro, o procesos mentales inconscientes detrás del pensar consciente observable, no valora justamente lo que la observación objetiva del pensar le ofrece. Quien observa el pensar vive, durante la observación, directamente dentro del tejer de una esencia espiritual basada en sí misma. Es más, se puede decir que quien quiera captar la naturaleza de lo espiritual en la forma en que ésta se le presenta al hombre de manera más inmediata, puede encontrarla en la actividad del pensar basado en sí mismo. En la observación del pensar mismo se encuentra unido lo que de otra manera siempre tiene que aparecer separado: concepto y percepción. Quien no llegue a entender esto, sólo podrá ver en los conceptos formados en relación con las percepciones, reproducciones vagas de estas percepciones y las percepciones le presentarán la verdadera realidad. Se construirá un mundo metafísico según el modelo del mundo que percibe, y lo llamará mundo de átomos, mundo de voluntad, mundo espiritual inconsciente, etc., cada cual según su representación. Y no se dará cuenta de que con todo ello solamente queda construido un mundo metafísico hipotético de acuerdo con su mundo de percepción. Sin embargo, quien comprenda lo que tiene lugar en el pensar, reconocerá que en la percepción sólo se nos presenta una parte de la realidad, y que la otra parte que la complementa, y que le permite aparecer como realidad completa, se experimenta en la penetración de la percepción con el pensar. En lo que surge como pensar en la conciencia no verá un reflejo vago de una realidad, sino una esencialidad espiritual basada en sí misma. Y de ella podrá decir que se presenta en la conciencia por intuición. La intuición es la experiencia consciente, a un nivel puramente espiritual, de un contenido espiritual puro. Sólo por medio de una intuición es posible captar la naturaleza del pensar.
Sólo si, mediante la observación imparcial, uno llega a conocer esta verdad sobre la esencia intuitiva del pensar, puede encontrar el camino libre para una contemplación de la organización psico-física del hombre. Se reconocerá que dicha organización no puede actuar sobre la esencia del pensar. Esto, a primera vista, parece estar en patente contradicción con hechos evidentes. Para la experiencia normal, el pensar humano aparece solamente en y a través de esta organización. Esta manera de surgir el pensar es tan fuerte que sólo podrá comprender su verdadero significado quien reconozca que esta organización no forma parte de la esencia del pensar. Y no escapará a su atención cuán singular es la relación del pensar con la organización humana. Ésta, de hecho, no influye en absoluto sobre la esencia del pensar; suspende su propia actividad y en su lugar aparece el pensar. La esencia que actúa en el pensar despliega una doble función: primero reprime la actividad propia de la organización humana, y segundo se instala en su lugar. Pues, lo primero, la represión de la organización corporal, es también consecuencia de la actividad del pensar y, más específicamente, de aquella parte que prepara la aparición del pensar. Con esto se comprueba en qué sentido el pensar encuentra su contrapartida en la organización corporal. Y cuando se comprende ya no se puede despreciar la importancia de esta contrapartida para el pensar mismo. Si alguien camina sobre un terreno blando, deja sus huellas marcadas en el suelo, y a nadie se le ocurrirá decir que las huellas han sido formadas desde abajo por fuerzas del suelo. No se atribuirá a estas fuerzas participación alguna en la formación de las huellas. De la misma manera, quien observe sin prejuicios la naturaleza del pensar, no le atribuirá ninguna participación en la aparición de las huellas que se producen en el organismo corporal debido a que el pensar prepara su manifestación por medio del cuerpo.”
Rudolf Steiner, La Filosofía de la libertad, capítulo IX, ‹La idea de la libertad›
Autor: Michael Kranawetvogl