Contenido
Los doce sentidos
Rudolf Steiner. Sentidos sociales y trimembración social
La transformación de los sentidos inferiores en los sentidos sociales
== El sentido del tacto y sentido del Yo ajeno
== El sentido vital y sentido del pensamiento ajeno
== El sentido del movimiento propio y el sentido del lenguaje ajeno
La envergadura social de los sentidos superiores/sociales
Percibir lo que dice la otra persona: sentido del oído, sentido de la palabra ajena, sentido del pensamiento ajeno, sentido del Yo ajeno
El sentido del Yo ajeno. El ser humano en su naturaleza antisocial
Frase hueca e incapacidad de percibir el Yo ajeno.
“Volver a sentir al prójimo dentro de uno mismo”
Cuando dos personas dicen lo mismo, no es lo mismo. Desarrollar los sentidos superiores es “cada vez más importante”
En el trato humano cotidiano, una persona puede ser muy sociable mientras tiene la oportunidad de explicar a los demás cómo tienen que hacer las cosas; sin embargo, a la hora de tener que escuchar al otro, puede resultar poco atenta o nada interesada. Ahora bien, en la escucha al otro no solo se trata de oír y recibir los contenidos del mensaje ajeno; además de ello también hay elementos de la “comunicación no verbal” (tono, gestos, postura, etc.), los sentidos con los que percibimos el significado y la intención de las palabras comunicadas. Estos sentidos están presentes en la comunicación humana, seamos conscientes de su actividad o no. Rudolf Steiner los llamó sentidos sociales”.
La ciencia psicológica nos explica que, por ejemplo, “la comunicación gestual son comportamientos comunicativos y cooperativos perceptibles preferentemente por el canal visual” y que estos elementos de la comunicación “están en gran medida determinados por la genética“. La percepción de los gestos es un proceso neuronal que “progresivamente ha evolucionado bajo las presiones selectivas, que los organismos han tenido que soportar en su proceso de supervivencia y adaptación.” (La comunicación gestual. Teoría de la mente y neuronas espejo, Anales RANM, junio de 2018)
La teoría de Rudolf Steiner sobre los sentidos tiene un gran interés en las condiciones físicas y neuro-sensoriales de los sentidos; sin embargo señala también su carácter espiritual, sobre todo el de los “sentidos sociales” o “sentidos superiores”.
Los doce sentidos
== Los sentidos ”inferiores” o corporales:: el sentido del tacto, el sentido vital (que nos hace percibir nuestro estado de bienestar), el sentido del movimiento propio; el sentido del equilibrio. Las percepciones de estos sentidos son las menos conscientes.
== Con los sentidos medios percibimos lo que nos rodea en nuestro entorno. Son los sentidos de conciencia soñadora (conciencia despierta con ensueños): el sentido del olfato, el sentido del gusto, el sentido de la vista, el sentido calórico.
== Con los sentidos superiores/sociales percibimos nuestro entorno social. Son los sentidos de conciencia despierta (conciencia despierta sin ensueños):
* El sentido auditivo
* El sentido de la palabra
* El sentido del pensamiento ajeno
* El sentido del Yo ajeno.
Rudolf Steiner. Sentidos sociales y trimembración social
La transformación de los sentidos inferiores en los sentidos sociales
El sentido del tacto y sentido del Yo ajeno
El sentido vital y sentido del pensamiento ajeno
El sentido vital (el sentido de sentirse bien o mal) se transforma en el sentido del pensamiento ajeno, es decir en la percepción de si el pensamiento del otro tiene, o no, la luz y el amor suficientes para producir en mí la sensación de bienestar por sentirme espiritualmente nutrido. Por ejemplo, cuando en una conversación ninguna parte tiene la pretensión de imponerse a la otra, el resultado de la conversación puede ser algo nuevo e inesperado y por lo tanto de satisfacción anímica.
“Al separarse del ser social reflexionando sobre él, el ser humano fortalece su conciencia pensante, pero se vuelve antisocial, pero más allá de ello también paraliza las fuerzas vitales, que están en su subconsciente, en su organismo. Por eso, lo que vive en el ser humano como impulsos sociales y antisociales influye hasta en su estado de salud y constitución vital. ... En general, hay que ser consciente de que aquí se esconde un secreto importante de la vida.“
Rudolf Steiner, La exigencia social fundamental de nuestra época, segunda conferencia, cuarta conferencia, GA 186.
Rudolf Steiner señala el mismo fenómeno “antisocial” frente al Yo/pensamiento ajeno cuando menciona al principio del curso para conferenciantes sobre la trimembración social:
“En un sentido estricto siempre se trata de un ataque a nuestro prójimo cuando le invadimos con un discurso. … La comunicación de un pensamiento que alguien ha desarrollado en sí mismo no enciende el interés de la gente, y la voluntad ajena les provoca malestar.”
Rudolf Steiner, Antroposofía, trimembración social y arte discursivo. primera conferencia, GA 339
La consecuente tarea social consiste en desarrollar un interés en las ideas de la persona concreta y su situación concreta – el mismo interés que uno tiene en el pensamiento que ha desarrollado en sí mismo.
El sentido del movimiento propio y el sentido del lenguaje ajeno
El sentido del movimiento propio se transforma en el sentido del lenguaje ajeno. Toda palabra causa en nosotros un tenue impulso de la laringe, de reproducir lo que percibimos como sonido. Lo mismo sucede con los movimientos y gestos de la persona a la que escuchamos. Este efecto se produce a través de las neuronas espejo, que conduce a que hablemos interiormente lo que dice el otro.
Aparte de este conocimiento de la neurociencia, el sentido de la palabra entendido como sentido superior/espiritual, percibe a la otra persona en su gesto comunicativo en un amplio sentido. La voz de la persona ajena tiene su origen en algo; el gesto de la persona ajena nos dice algo; sus movimientos faciales y de las manos dan más sentido a lo que nos está comunicando. Son gestos que ilustran la intencionalidad de las palabras, o el impulso que tienen para moverse en la dirección intencionada.
La envergadura social de los sentidos superiores/sociales
Lo que entendemos en los pensamientos ajenos y el lenguaje ajeno no tienen que ver con los sentidos físicos, lo que percibimos con los sentidos superiores/sociales es percibido con facultades superiores, que en la ciencia antroposófica se denominan imaginación, inspiración e intuición. Sin ellos, no podemos tener ninguna sensación sobre si, por ejemplo, los pensamientos expresados son fruto de intenciones limpias y leales.
La envergadura de los sentidos superiores para la convivencia y el entendimiento en lo social residen principalmente en el grado de conciencia (tanto la nuestra como la ajena) de que la actitud que determina nuestros pensamientos es perceptible para el otro y que el otro posee la facultad de entender los pensamientos nuestros hasta tal grado que los hace suyos, los piensa como si los hubiera producido él mismo.
“Se acercan tiempos en los que ya no habrá que mirar el mero contenido literal de lo que se tiene ante el alma, sino, en las personas que dicen esto o aquello, habrá que mirar no a la personalidad física exterior sino a todo el contexto humano-espiritual. “
La muerte como transformación de la vida, conferencia del 16 de octubre de 1918, GA 182
Este conocimiento es de máxima importancia para, entre otros, los ámbitos de la pedagogía y educación, para el ámbito democrático-político y la convivencia social y el encuentro a nivel de lo humano general. Un ámbito particular es el del encuentro entre (la mutua percepción del pensamiento de) la generación joven y la mayor.
Los casos mencionados tienen en común que un lado quiere convencer mediante su (supuesta) autoridad y la otra parte percibe esta voluntad en una medida mayor o menor. Una parte quiere educar a la otra, la que tiene que ser educado según sus principios, quiere conseguir que el otro obedezca sus leyes, quiere que el otro siga a sus criterios, o quiere que el otro reconozca su autoridad por el mero hecho de ser mayor de edad. Este fenómeno social/antisocial se hace notar en los más diversos contextos sociales:
== El pedagogo/educador cuidará de que los niños/estudiantes tengan la oportunidad y posibilidad de desarrollar los sentidos superiores cuando lleguen a su edad adulta.
== En el ámbito político, los sentidos del pensamiento ajeno y del Yo ajeno serán importantes para la interpretación de las ideas y programas políticos mediante la percepción de las intenciones reales.
== “Los jóvenes sienten que cuando empiezan a entrar en relación con la civilización son capaces de entender las cosas. Un instinto justo les dice que el entender y aprehender la realidad mediante el pensamiento seguirá siendo una tarea para el resto de la vida. … Si a mí, a la edad de 18 años, me ofrecen pensamientos del mundo material, los recibo igual que si tuviera cuarenta o cincuenta años. Por lo contrario, si una persona deja que yo experimente sus pensamientos, pronunciados desde el espíritu y con gesto humano y suponiendo que esta persona tiene setenta años y yo tan solo dieciocho, sus pensamientos se unirán armoniosamente con mi condición anímica de 18-añero y crecerán en la medida que yo crezco.
Rudolf Steiner, Hoja informativa para los miembros, 23 de marzo de 1924, GA 260a.
== En general, el sentido del pensamiento ajeno desarrollado sobre un sano pensar propio también habrá desarrollado una sutil sensibilidad para el aspecto moral de los pensamientos ajenos.
Percibir lo que dice la otra persona: sentido del oído, sentido de la palabra ajena, sentido del pensamiento ajeno, sentido del Yo ajeno.
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El sentido del oído
Es cierto que la sensación de calor también entra en las cosas; cuando toco algo, por ejemplo un trozo de hielo, estoy convencido de que no sólo la superficie del objeto está fría, sino que lo está de cabo a rabo. Cuando miro algo, sólo veo el color del límite, la superficie; pero cuando hago sonar algo, percibo de manera íntima el interior del objeto que suena."
Rudolf Steiner, El enigma del hombre. Los trasfondos espirituales de la historia humana, conferencia del 12 de agosto de 1916, GA 170.
El sentido de la palabra ajena / sentido del lenguaje
"Y se percibe las cosas de una manera aún más íntima cuando el sonido contiene un significado. Con el sentido del sonido: sentido del lenguaje, o tal vez mejor “sentido de la palabra”. Es sencillamente absurdo creer que la percepción de la palabra es la misma que la percepción del sonido. […]
Se puede decir que esta alma se revela en el sonido de tal manera que aparece desprendida, liberada de lo físico, con cierta independencia. También el gesto, la expresión facial, la fisonomía se reducen en última instancia a algo inmediatamente perceptible y es parte del sentido del lenguaje tanto como el sonido audible."
Rudolf Steiner, El enigma del hombre. Los trasfondos espirituales de la historia humana, conferencia del 12 de agosto de 1916, GA 170.
El sentido del pensamiento ajeno
"Hay una diferencia entre la percepción de la mera palabra, o el sonido significativo, y la percepción real del pensamiento que hay detrás de la palabra. Al fin y al cabo, también se percibe la palabra cuando está desligada del pensador a través del fonógrafo, o incluso a través de la palabra escrita. Pero en la conexión viva con el ser que forma y produce la palabra, la posibilidad de identificarse inmediatamente a través de la palabra con el ser pensante, eso requiere un sentido aún más profundo que el sentido ordinario de la palabra, eso requiere el sentido del pensamiento ajeno, como me gustaría llamarlo."
Rudolf Steiner, El enigma del hombre. Los trasfondos espirituales de la historia humana, conferencia del 12 de agosto de 1916, GA 170.
El sentido del Yo ajeno
"Y una relación aún más íntima con el mundo exterior que el sentido del pensamiento nos la da el sentido con el que sentimos el otro ser y nos sentimos uno con él. Es decir, el pensamiento vivo que el otro ser dirige a nosotros hace que percibamos el Yo de este ser. Este es el sentido del Yo ajeno."
Rudolf Steiner, El enigma del hombre. Los trasfondos espirituales de la historia humana, conferencia del 12 de agosto de 1916, GA 170.
El sentido del Yo ajeno. El ser humano en su naturaleza antisocial
"Al caracterizar el sentido del Yo ajeno, como he intentado hacer en la nueva edición de mi «Filosofía de la libertad», uno llega a la conclusión de que este sentido funciona en realidad de una manera bastante complicada. ¿En qué se basa realmente la percepción del Yo de la otra persona? [...] Funciona de la siguiente manera: Percibimos a la persona durante un breve espacio de tiempo; nos causa una impresión. Esta impresión nos causa cierta incomodidad: Sentimos que la otra persona, aunque en realidad es un ser como nosotros, nos causa la sensación de ataque.
Como consecuencia nos defendemos interiormente de tal invasión, que nos volvemos interiormente agresivos hacia la otra persona. Lo agresivo vuelve a disminuir, nos cansamos en la agresión, lo que da lugar a que el otro nos pueda volver causar la sensación de ataque. Esto nos da tiempo para aumentar nuestro poder agresivo de nuevo y llevar a cabo otra agresión. Volvemos a cansarnos, la otra persona vuelve a provocar en nosotros la sensación de ataque, y así sucesivamente. Esta es la relación que existe cuando una persona se enfrenta a otra, percibiendo el Yo ajeno: Volverse a la otra persona – volver a estar la defensa; entregarse al otro – volver a la resistencia interior; simpatía - antipatía; simpatía - antipatía. No estoy hablando de la vida emocional, tan sólo estoy hablando de una confrontación en la mutua percepción.
[…]
Pero todavía hay otro aspecto. A medida que se desarrolla la simpatía, nos dormimos en la otra persona; a medida que se desarrolla la antipatía, nos despertamos en ella, y así sucesivamente. Enfrentarse a otra persona significa una alternancia muy breve entre la vigilia y sueño en constantes vibraciones. Esto se hace posible a través del órgano del sentido del Yo ajeno.
El órgano del sentido del Yo ajeno está, pues, organizado de tal manera que no estamos en estado de vigilia al explorar el Yo del otro, sino en voluntad dormida. Solo después la exploración realizada en estado de conciencia dormida se convierte rápidamente en conocimiento […] Visto de esta manera, lo principal en la percepción del otro es la voluntad, pero precisamente la voluntad tal como se desarrolla de forma dormida, no despierta."
Rudolf Steiner, El arte de educar (I): Antropología general como fundamento de la educación. GA 293, octava conferencia.
Frase hueca e incapacidad de percibir el Yo ajeno
“Mediante el trato constante con la frase hueca, se han desarrollado la superficialidad intelectual, la falta de principios y la carencia de voluntad. Hoy, en el camino de mayor prepotencia: todo eso surgió, en primer término, de aquella fraseocracia.
Quien tenga sensibilidad para ello sabe cómo, poco a poco, fue despuntando la época de la frase vacía, en la que agoniza la verdad como vivencia interna. Y con la frase vacía se relaciona algo más: la incapacidad de percibir al prójimo en la vida social.
Cuando el sonido sin alma sale de la boca, como sucede con la frase hueca, caminamos unos junto a otros sin comprendernos. Así, poco a poco, el ser humano sufrió una transformación de la que hoy nadie tiene conciencia; es decir, el hombre se convirtió en un ser que no siente la necesidad de entrar en relación con el prójimo; se topa con él sin encontrarlo: el máximo interés del individuo es el interés en sí mismo, su egocentrismo.
¿Qué es lo que se ha generalizado particularmente en el último tercio del siglo XIX, y luego transferido al siglo XX como conducta social entre un hombre y otro? Hay una frase que, hoy día, ustedes pueden oír por doquier: “este es mi punto de vista”. Cada uno tiene su punto de vista, como si esto tuviera alguna importancia.
El punto de vista es tan pasajero en la vida espiritual como lo es el punto de vista en la vida física. Lo que importa es tener sana voluntad y sano corazón para contemplar el mundo desde cualquier situación. Pero nuestros contemporáneos no pretenden lograr lo que podrían lograr desde diferentes puntos de vista; lo que les importa es el afianzamiento egoísta de su propia situación. Con ello, sin embargo, uno se aísla, de la manera más rigurosa, del próximo.
Si el otro afirma algo, él ni siquiera escucha, porque tiene su propio punto de vista. Es imposible el acercamiento, porque sólo lo logramos si sabemos situar los diferentes puntos de vista dentro de un mundo común, ese mundo común que hoy falta totalmente, pues sólo podría encontrarse en el espíritu. Y como el espíritu ya no existe ...
Primero, la frase hueca; segundo, el punto de vista; y ¿qué es lo tercero? nosotros como población centroeuropea, nos hemos vuelto progresivamente más débiles de voluntad, en el sentido de que el pensamiento ya no cobra la necesaria fuerza de encender la voluntad para que el ser humano, como ente espiritual, pueda configurar el mundo desde su pensamiento.
La realidad es que no deberían ser tan débiles como para quedarse sentados ahí arriba, en la cabeza, sino tan vigorosos como para fluir a través del corazón, y del ser humano integral, hasta los pies. Sin duda, es mejor que, en vez de simples corpúsculos rojos y blancos, también latan pensamientos en nuestra sangre. Todos estamos de acuerdo en que es valioso que el ser humano tenga corazón, no tan sólo pensamientos; pero más valioso todavía es que los pensamientos tengan corazón.
Rudolf Steiner, Curso de Pedagogía para Jóvenes, extracto de la primera conferencia, 3 de octubre de 1922
“Volver a sentir al prójimo dentro de uno mismo”
“Los seres humanos tienen que reconquistar la facultad de intensos sentimientos: bello - feo, bueno - malo, veraz - mendaz, conseguir sentimientos que no sean débiles, sino recios, identificarse con ellos con todo el peso de su personalidad, para que sus palabras queden nuevamente saturadas de sangre de corazón. Cuando sea así, se disipará la frase hueca, y se volverá a sentir al prójimo dentro de uno mismo, no sólo sentirse a sí mismo; se disipará el convencionalismo, y se podrá nuevamente dejar que la sangre palpite en lo que es contenido cerebral; se disipará la vida de la mera rutina, para volver a humanizarse.”
Rudolf Steiner, Curso de Pedagogía para Jóvenes, extracto de la primera conferencia, 3 de octubre de 1922
Con “volver a sentir al prójimo dentro de uno mismo”, Rudolf Steiner se refiere a la capacidad de usar el sentido del Yo ajeno, de acuerdo con lo describió: como “confrontación en la [mutua] percepción” (véase la cita anterior) entre Yo y Yo, un encuentro libre de emociones o sentimientos ordinarios de simpatía y antipatía. En cambio, cuando Rudolf Steiner relaciona el “volver a sentir al prójimo dentro de uno mismo” con la “facultad de intensos sentimientos”, se refiere a cualidades del corazón, que a su vez tienen mucho que ver con las cualidades del Yo. El sentido del Yo ajeno, en concordia con el sentido del pensamiento ajeno, comprueba si las palabras ajenas vienen del corazón y pueden ser recibidas con el corazón abierto. La “frase hueca”, articulada como réplica del pensamiento predominante o convencional, no puede tener ninguna cualidad yoica. (véase en el glosario de la trimembración social en esta página: “Frase hueca, convención, rutina”).
Cuando dos personas dicen lo mismo, no es lo mismo. Desarrollar los sentidos superiores es “cada vez más importante”
Cuando Rudolf Steiner habla del sentido del pensamiento ajeno en su cualidad de percibir si este es un “pensamiento vivo” y si es dirigido a nosotros con atención e intención realmente humana, se refiere también a la percepción de la medida en la que las ideas comunicadas proceden de un cuidado de su sentido y verdad y de una atención humana e intención moral.
En este sentido, en los tiempos del alma consciente es cada vez más importante la percepción de estas cualidades en lo que nos comunican los tomadores de decisión, responsables, políticos y autoridades.
En la pedagogía Waldorf, se cuida mucho la articulación de los sonidos y el tono del habla de la maestra, por ejemplo al contar un cuento, para que estos gestos sean portadores de vida para los oídos infantiles. Rudolf Steiner dijo a los pedagogos:
“Cuando el sonido sin alma sale de la boca, como sucede con la frase vacía, caminamos unos junto a otros sin comprendernos.” (Curso de Pedagogía para Jóvenes. primera conferencia, 3 de Octubre de 1922, GA 217)
Por otro lado, puede ser un ejercicio práctico intentar percibir la cualidad de la palabra que nos llega diariamente en los discursos políticos, comunicados oficiales y noticias.
“Cuando dos personas dicen lo mismo, no es lo mismo. – He ahí un misterio: ¿En qué consiste la sensación extraña de que Woodrow Wilson describe … la historia de Estados Unidos con tanto más fervor y sugestión que Hermann Grimm describe su metodología de la historia, máxime porque parece que usa las mismas frases que Herman Grimm? ¿De dónde viene eso? Ahí es donde surge un verdadero enigma.
Analizando las cosas de cerca, uno encontrará lo siguiente. El estilo de Herman Grimm, revela que cada frase que escribe es fruto de un esfuerzo individual, conquistando la expresión adecuada palabra por palabra, todo es fruto de una lucha individual. Todo lo que dice es a la luz de la cultura del siglo XIX, pero lo dice desde el puro alma consciente. Woodrow Wilson escribe con brillantez, pero al mismo tiempo poseído por algo en su subconsciente. Hay una obsesión demoníaca. En su subconsciente hay algo que le dicta lo que escribe. […]
Se acercan los tiempos en los que ya no habrá que mirar el mero contenido literal de lo que se tiene ante el alma, sino, en las personas que dicen esto o aquello, habrá que mirar no a la personalidad física exterior sino a todo el contexto humano-espiritual. Cuando se pregunta hoy "¿Cómo encuentro al Cristo?", la respuesta tiene que ser esta, porque el Cristo no puede ser alcanzado con algún tipo de fantasía chiflada o mediante un cómodo misticismo, sino que sólo puede alcanzarse con el coraje de colocarse directamente en la vida. Y en tal caso habrá que sentir la impotencia frente a la lengua, una impotencia provocada por el cuerpo que se siente desbordado con la tarea de ser portador de la lengua; pero después también habrá que sentir la resurrección del Espíritu en la palabra. Esto es lo importante. Es cierto que la letra mata y el Espíritu reanima […], pero también es cierto que mata el tono. Es cierto que el Espíritu reanima y hace resucitar, pero hace falta entenderlo conectando con el Cristo y con el misterio del Gólgota, en la experiencia individual. Este es el primer paso para encontrar al Cristo. No quedar fijados en las bellas palabras escritas aquí o allá, sino buscar el contexto humano, buscar cómo salen las palabras, cómo proceden del lugar desde el que se pronuncian. Esto es cada vez más importante. [...] La intención de la antroposofía no es difundir palabras sino un espíritu nuevo, y a partir del siglo XX este espíritu debe ser el espíritu del cristianismo.”
La muerte como transformación de la vida, conferencia del 16 de octubre de 1918, GA 182
Con estas indicaciones (“buscar cómo salen las palabras, cómo proceden del lugar desde el que se pronuncian”), Rudolf Steiner no solo se refiere a la percepción del tono a través del sentido de la palabra; la impresión inmediata de la persona que nos habla incluye también los sentidos del pensamiento ajeno y del Yo ajeno. De hecho, la afirmación “Cuando dos personas dicen lo mismo, no es lo mismo“ conduce directamente al sentido del Yo ajeno y a la necesidad de saber distinguir entre la intención de dos Yoes distintos, entre lo que quieren decir desde el núcleo de su ser.
En la historia futura de la humanidad será cada vez más difícil comprobar la verdad de lo comunicado. Por eso, lo social de los sentidos sociales residirá en la capacidad de percibir la intención de lo comunicado, no en el tener fe o no en el contenido.