Capital – beneficios y daños

Índice

 

Efectos favorables o adversos del capital en los tres ámbitos sociales

La gestión del capital en una comunidad asociativa

Banca ética. Financiación de empresas

Crédito personal, no crédito anónimo

La gestión del capital pertenece a la vida cultural-espiritual, no a la vida económica

 

 

Capital –  beneficio y daño

La trimembración social apoya la propiedad privada de capital, siempre y cuando, ésta conlleve un compromiso con el conjunto del organismo social.

Efectos favorables o adversos del capital en los tres ámbitos sociales

“Únicamente es posible juzgar, de un modo fecundo, la característica de cómo el capital, dentro de los circuitos del organismo social, produce efectos favorables o represivos, si se llega a comprender de qué manera las facultades individuales humanas, la legislación y las fuerzas de la vida económica generan y hacen uso del capital. “

Los puntos esenciales de la cuestión social, III. El capitalismo y las ideas sociales

 

Las tres categorías mencionadas del uso del capital se explican como sigue:

* Facultades individuales humanas: el capital donado a personas que no tienen capital propio para realizar sus ideas o facultades, generará beneficios para toda la sociedad. La comprobación de las facultades individuales de una persona incluye la confianza en un valor económico que se generará en el futuro.

* Legislación: hoy, la legislación de la mayoría de los países no pone límites a la economía libre, ni al mercado libre, ni al capitalismo salvaje. Si unos pocos millonarios tienen más dinero que la mitad de la población del mundo, es porque no existe legislación que vincule la propiedad privada a un compromiso social. La discusión sobre el salario mínimo es permanente, sin embargo se da mucho menos espacio a la discusión sobre leyes que determinen un máximo ético de propiedad privada.

* Las fuerzas de la vida económica: el capital generado en una empresa puede, por ejemplo, ser usado para aumentar la propiedad privada o prestar ayuda financiera a empresas asociadas. Los motivos egoístas y tendencias materialistas del capital, como, por ejemplo la especulación, no pueden menos que perturbar los procesos económicos.

 

La gestión del capital en una comunidad asociativa

En una comunidad asociativa, algunas de las habituales cuestiones del uso de capital son las siguientes:

* ¿Quién gestiona el capital? Los beneficios económicos de una comunidad asociativa van, en la medida de lo posible, destinados a la vida cultural-espiritual. Se evalúan las capacidades del individuo. Hay agentes que evalúan las capacidades individuales y las necesidades generales. La decisión sobre el uso del capital está en manos de estos expertos, es decir, en manos de la vida espiritual, no de la vida económica o política.

* El beneficiario. El que recibe el capital, lo recibe por sus capacidades individuales, no por la propiedad que puede ofrecer como garantía de crédito.

* Sucesiones. La vida espiritual independiente asignará un sucesor. Cuando el capital (propiedad privada) debe pasar a sucesión, el criterio decisivo no es el nexo de sangre con un heredero legítimo, sino la relación libre entre el testador y el beneficiario de la sucesión, caracterizado por el reconocimiento de las capacidades del beneficiario de gestionar el capital heredado de la mejor manera posible de generar valores económicos.

* Donaciones e impuestos. La gestión consciente del capital incluye que la vida cultural-espiritual no reciba donaciones indirectas del estado, en forma de impuestos recaudados y redistribuidos, por ejemplo, a instituciones culturales públicas o semi-estatales. El capital donado debería fluir conscientemente del donador al beneficiario (instituciones auto-administradas de la vida cultural-espiritual). El estado solo conoce al ciudadano, no al individuo. El criterio del donador sería la capacidad de la persona o institución de administrar y usar el dinero.

* Decisiones de gestión y uso del capital. La institución bancaria (véase también en este glosario: “banca ética”) de una asociación económica, o bien la asociación económica que asume la función de un banco, tendrá que tomar decisiones de gestión y uso del capital dentro de la asociación. Para el capital disponible en una empresa o el conjunto de empresas que forman la comunidad asociativa, hay tres opciones de inversión. Un capital disponible puede

== ser usado para comprar medios de producción necesarios (una vez adquiridos, los medios de producción se convierten en capital no monetario),

== ser prestado a una empresa que necesita capital y ha demostrado ser merecedora de un crédito por sus capacidades y conocimientos,

== ser donado a una organización de la vida cultural, en la confianza que esta organización (ya sea un instituto de investigación, una institución educativa, o similar; ya sea una organización que pertenece a la asociación local u otra) genere conocimientos espirituales y prácticos que serán de valor para la comunidad.

 

Banca ética. Financiación de empresas

En sus ‹Pensamientos guía para la fundación de una empresa› de noviembre de 1920, Rudolf Steiner habló de una «institución con las características de un banco», la célula madre de la banca ética y guía para ‹Der Kommende Tag›:

“Es necesario construir una «institución similar a un banco» cuyas operaciones financieras sean dirigidas tanto a empresas económicas como  espirituales, y cuya misión y actitud sean orientadas en el sentido de la concepción antroposófica del mundo. El banquero, por lo tanto, no tendrá tanto el carácter del prestamista sino el del experto económico, capaz de juzgar el alcance de un proyecto a financiar, y de  organizar los detalles de la financiación en base a su experiencia y sentido para las necesidades reales. Se tratará sobre todo de financiar empresas que puedan dar a la vida económica una base asociativa sólida y configurar la vida espiritual de manera que impulse las capacidades individuales que sean fructíferas para la comunidad.

Será importante apoyar a empresas con perspectiva de rendimiento instantáneo. Estas podrán apoyar a otras que podrán prosperar en un momento posterior, porque la semilla espiritual puesta en ellas necesita tiempo para crecer y llegar a ser eficaz. Es necesario que los empleados de la institución bancaria tengan una idea de cómo la concepción antroposófica de la vida se traduce al trabajo de manera económicamente fructífera. Para ello es necesario que se establezca una relación estrictamente asociativa entre los gestores del banco y las personas que tengan la inspiración y el espíritu empresarial para promover ideas de negocio y convencer de la conveniencia de un proyecto económico.”

Artículos sobre la trimembración del organismo social y la situación de la época entre 1915 y 1921, Ideas guía para la fundación de una empresa, GA 24.

 

Crédito personal, no crédito anónimo

La organización manejable de la asociación económica facilita que haya una relación de confianza entre el acreedor y el deudor, al contrario, de la situación habitual en la que un inversor no se molesta en conocer las capacidades y valores éticos de una empresa y sus responsables. Hoy los empleados de una empresa no saben nada de las personas para las que trabajan y los pequeños inversores desconocen el destino y uso real del dinero que dejan en el banco.

“En la antigua economía natural el individuo dependía del individuo, en una relación directa de ser humano a ser humano. Las personas tenían que trabajar juntas, tenían que llevarse bien. Tenían que llegar a acuerdos sobre ciertas medidas y ciertos proyectos, de lo contrario la vida económica no continuaba. Y en la economía monetaria, quien se convierta en capitalista también dependerá de los que trabajan, pero es un completo desconocido para los que trabajan. En la vieja economía natural, en la que se producían y consumían bienes reales, el consumidor estaba en estrecho contacto con el productor. Hoy, en cambio, hay una distancia enorme entre el que hace trabajar su dinero y los que trabajan para que ese dinero rinda intereses; abriendo brechas entre las personas.

Bajo las condiciones de la economía monetaria ya no hay contacto de ser humano a ser humano. Esto es algo a tener en cuenta sobre todo si queremos entender cómo las masas trabajadoras, ya sean trabajadores espirituales o físicos, tendrán que conocer de cerca a los que también hacen posible la actividad económica mediante la inversión de capital. Pero esto solo puede suceder mediante el principio asociativo, a través de comunidades asociativas con contacto de persona a persona. El principio asociativo es una exigencia de la vida social.”

Rudolf Steiner, El futuro social, segunda conferencia, GA 332a.

 

En los créditos sobre inmuebles, se produce un “estancamiento” del capital, una acumulación comparable con crecimiento de células cancerígenas en un organismo vivo.

“En lugar de que el capital desaparezca, en lugar de que siga activo en proyectos reales, ya sean económicos y de la vida cultural-espiritual, […] surge otro movimiento de creación de valor perjudicial para el proceso económico. Lo único que puede impedirlo es que […] no podemos conceder al que tiene que trabajar la tierra, un crédito sobre la misma, sino solo un crédito personal, es decir, un crédito para la utilización del capital a través del suelo. Si nos limitamos a ligar el suelo con el capital, entonces el capital queda estancado al llegar a la naturaleza.

Rudolf Steiner, Curso de Economía Política, quinta conferencia, GA 340

 

La gestión del capital pertenece a la vida cultural-espiritual, no a la vida económica

“Lo que con fundamento en el capital se realiza para el organismo social, depende por su naturaleza de cómo actúan las capacidades individuales humanas para el bien de dicho organismo. El desarrollo de estas capacidades no puede fomentarse adecuadamente sino a través de la vida espiritual autónoma. Pero también en un organismo social en que este desarrollo se halle ligado a la administración del estado político, o a las fuerzas de la vida económica, la verdadera productividad de todo cuanto se basa en el uso de capital, dependerá de las fuerzas individuales libres, que puedan abrirse paso a través de las instituciones que entorpecen su desenvolvimiento, si bien el desarrollo en estas condiciones será poco fructífero. La situación en que la capacidad de trabajo humano forzosamente se convierte en mercancía, ha tenido su origen, no en el libre desarrollo de las facultades individuales sobre la base del uso de capital, sino en el encadenamiento de estas fuerzas por la vida estatal-política, o bien, por los procesos de la vida económica. Considerarlo sin prejuicios, es condición previa para todo lo que actualmente debe hacerse en el campo de la organización social. Pues, nuestro tiempo ha engendrado la superstición de que las medidas para sanear al organismo social deben provenir del estado político o de la vida económica. Si se sigue por el camino cuya dirección se debe a esa creencia, se crearán instituciones y organizaciones que conducirán la humanidad, no a lo que ella anhela, sino a una infinita agravación de lo agobiante que ella desea conjurar.

La humanidad aprendió a pensar sobre el capitalismo en una época en la que éste había causado al organismo social procesos dañinos. Se advierte el efecto de esos procesos y se percibe que hay que combatirlos. Pero hay que comprender algo más; es preciso darse cuenta de que este mal tiene su origen en la absorción de las fuerzas que obran a través del capital, por los procesos de la vida económica. Para poder obrar en el sentido de lo que actualmente las fuerzas evolutivas de la humanidad están exigiendo enérgicamente, es necesario, ante todo, no dejarse llevar por los pensamientos ilusorios de los que consideran como "idealismo inoportuno" el que el uso del capital debe administrarse por la vida espiritual autónoma.

Ciertamente, el modo de pensar de nuestro tiempo no se inclina fácilmente a relacionar directamente la vida espiritual con la idea social que puede encauzar por buen camino la función del capitalismo. Por el contrario, se parte de lo que pertenece a las funciones de la vida económica; se percibe que, en el tiempo moderno, la producción de mercancías ha conducido a la gran industria y esta a la forma actual del capitalismo. Y se piensa que en lugar de este sistema económico debiera establecerse el corporativo que trabajaría para el consumo propio del productor. Pero como también se desea, naturalmente, conservar la economía moderna, se exige la fusión de los establecimientos en una gran corporación o cooperativa, en la que, se piensa, cada individuo produciría por encargo de la colectividad y esta no podría ser explotadora, ya que, en tal caso, se estaría explotando a sí misma. Además, como se desea, o bien, se debe partir de lo que existe, se mira hacia el estado moderno con la idea de transformarlo en una corporación que lo abarque todo.

Estos pensamientos no tienen en cuenta que, de darse semejante corporación, se esperan efectos positivos, que sin embargo tanto menos podrán producirse, cuanto mayor tal corporación sea. Pues la administración colectiva del trabajo no puede conducir a un organismo social sano si a las capacidades individuales humanas no se les da la posibilidad de obrar en el organismo de tal corporación. El hecho de que actualmente haya poca disposición para opinar sin prejuicios acerca del actuar de la vida espiritual en el organismo social, se debe a que se está acostumbrado a ver lo espiritual como algo muy ajeno a lo material, a lo práctico. No pocos considerarán como grotesca la opinión de que la actividad del capital en la vida económica se rija por lo que dispone un sector de la vida espiritual [la ciencia económica, la experiencia empresarial, las decisiones éticas sobre el uso de un capital disponible, etc.]. Y es muy probable que en cuanto a esta apreciación de grotesco muchas personas de las, hasta ahora, clases dirigentes coincidan con pensadores socialistas. Con el fin de comprender la importancia para el saneamiento del organismo social de lo que muchos consideran como idea grotesca, habrá que dirigir la mirada hacia ciertas corrientes ideológicas de nuestro tiempo que, a su vez, se basan en sinceros impulsos del alma, pero que, no obstante, impiden, a quienes las acogen, formar pensamientos realmente sociales.

Extracto de ‹Los puntos esenciales de la cuestión social› de Rudolf Steiner, capítulo ‹El capitalismo y las ideas sociales. (Capital y trabajo humano)

 

Autor/traductor: Michael Kranawetvogl